DADDY NOSTALGIE
Caroline (Jane Birkin), una guionista cinematográfica en la cuarentena, viaja al Sur de Francia para estar con su padre (Dirk Bogarde) que ha sido operado del corazón y a quién los médicos no dan más de seis meses de vida
Enfrentado a la realidad de su propia muerte, el padre caerá en un interminable bucle melancólico en el que se unirán la nostalgia de los tiempos pasados con la tristeza ante la constatación de la pérdida de la juventud, de la salud y, finalmente, de la propia vida.
Caroline por su parte tendrá que aceptar la segura pérdida de un padre que siempre se mantuvo distante y que ahora está a punto de distanciarse definitivamente.
Pese a todo ambos conseguirán abrir un canal de comunicación y sinceridad que convertirán sus últimos días juntos en uno de esos momentos inolvidables que siempre se recuerdan.
Siempre me ha parecido que "Daddy Nostalgie" tiene el encanto de esas melodías que surgen por si solas, como por encanto, cuando las manos de pianista juguetean sobre el teclado de un piano impulsadas por viejas emociones y recuerdos.
"Daddy nostalgie" muestra con éxito ese aspecto entre leve y complejo que es también la apariencia que siempre toman los grandes viejos momentos cuando vienen a visitarnos desde el recuerdo. Tavernier, un gran aficionado al jazz, consigue reproducir con imágenes el encanto de esa balada de jazz sobrevenida y emocionante.
Como el estándar musical "These fooling things" que está presente a lo largo de toda la película, protagonizandola a su manera, convirtiéndose en punto de acceso por el que acceder desde la superficie de las imágenes a la profundidad emocional que las suscitan. Una profundidad compleja, que tiene que ver con la vida y la muerte, la proximidad y la distancia, la comunicación y la comunicación, la presencia y la ausencia, el silencio y las palabras...
Y en este sentido, "Daddy Nostalgie" es una impagable obra maestra.
Caroline (Jane Birkin), una guionista cinematográfica en la cuarentena, viaja al Sur de Francia para estar con su padre (Dirk Bogarde) que ha sido operado del corazón y a quién los médicos no dan más de seis meses de vida
Enfrentado a la realidad de su propia muerte, el padre caerá en un interminable bucle melancólico en el que se unirán la nostalgia de los tiempos pasados con la tristeza ante la constatación de la pérdida de la juventud, de la salud y, finalmente, de la propia vida.
Caroline por su parte tendrá que aceptar la segura pérdida de un padre que siempre se mantuvo distante y que ahora está a punto de distanciarse definitivamente.
Pese a todo ambos conseguirán abrir un canal de comunicación y sinceridad que convertirán sus últimos días juntos en uno de esos momentos inolvidables que siempre se recuerdan.
Siempre me ha parecido que "Daddy Nostalgie" tiene el encanto de esas melodías que surgen por si solas, como por encanto, cuando las manos de pianista juguetean sobre el teclado de un piano impulsadas por viejas emociones y recuerdos.
"Daddy nostalgie" muestra con éxito ese aspecto entre leve y complejo que es también la apariencia que siempre toman los grandes viejos momentos cuando vienen a visitarnos desde el recuerdo. Tavernier, un gran aficionado al jazz, consigue reproducir con imágenes el encanto de esa balada de jazz sobrevenida y emocionante.
Como el estándar musical "These fooling things" que está presente a lo largo de toda la película, protagonizandola a su manera, convirtiéndose en punto de acceso por el que acceder desde la superficie de las imágenes a la profundidad emocional que las suscitan. Una profundidad compleja, que tiene que ver con la vida y la muerte, la proximidad y la distancia, la comunicación y la comunicación, la presencia y la ausencia, el silencio y las palabras...
Y en este sentido, "Daddy Nostalgie" es una impagable obra maestra.
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