Vaya por delante que el que les escribe no es un fan de las películas románticas. Como ya he escrito alguna vez, me gustan las historias en las que el amor es un componente esencial de las mismas, pero no el aspecto principal de la historia. Al igual que en la vida misma, el amor surge de pronto, cuando estás ocupado haciendo otra cosa... Resumiendo mi ejemplo de película de amor es "Abyss" de James Cameron, con eso lo digo todo.
También me ponen los pelos de punta los libros que la gente lee mucho... suelen ser historias absurdas que no me gustan nada, clichés y pastiches que intentan conseguir el aprobado en literatura...
Asi que, en principio, está película, sin duda existente a mayor gloria de Audrey Tatou pues le permite conjugar todo su encantador y eficaz repertorio de morritos y guiños, lo tenía bastante difícil conmigo, pero... la verdad es que la delicadeza tiene su punto.
Nos cuenta la historia de Nathalie (Audrey Tatou), una mujer joven que de manera inesperada queda viuda volcando toda la energía de su vida en el trabajo. Allí conocerá a Markus (François Damiens), alguien que parece estar en las antípodas del hombre que podría enamorar a una mujer como Nathalie, pero del que poco a poco, de una manera delicada, terminará enamorándose.
Tras una primera media hora un tanto extraña, sobre cuya manera de narrar sobrevuela el imposible fantasma de Wes Anderson (cuántos crímenes empiezan a cometerse en su nombre), la película adquiere una tranquila velocidad de crucero a través de la que se nos narra esta historia no sin bastantes altibajos, pero que cuenta en su haber con algún que otro momento con encanto cuya sabia situación a lo largo de la historia ha permitido al que les escribe llegar al final de la misma... como ese maravilloso en que Nathalie coge la mano de Markus y enseguida se duerme llena de paz.
La delicadeza tiene algunos momentos así... delicados, que emocionan
Además, sobre toda ella brilla el nada dudoso encanto delicado de Audrey Tatou que está estupenda en un papel que le va como anillo al dedo.
Entretenida.
También me ponen los pelos de punta los libros que la gente lee mucho... suelen ser historias absurdas que no me gustan nada, clichés y pastiches que intentan conseguir el aprobado en literatura...
Asi que, en principio, está película, sin duda existente a mayor gloria de Audrey Tatou pues le permite conjugar todo su encantador y eficaz repertorio de morritos y guiños, lo tenía bastante difícil conmigo, pero... la verdad es que la delicadeza tiene su punto.
Nos cuenta la historia de Nathalie (Audrey Tatou), una mujer joven que de manera inesperada queda viuda volcando toda la energía de su vida en el trabajo. Allí conocerá a Markus (François Damiens), alguien que parece estar en las antípodas del hombre que podría enamorar a una mujer como Nathalie, pero del que poco a poco, de una manera delicada, terminará enamorándose.
Tras una primera media hora un tanto extraña, sobre cuya manera de narrar sobrevuela el imposible fantasma de Wes Anderson (cuántos crímenes empiezan a cometerse en su nombre), la película adquiere una tranquila velocidad de crucero a través de la que se nos narra esta historia no sin bastantes altibajos, pero que cuenta en su haber con algún que otro momento con encanto cuya sabia situación a lo largo de la historia ha permitido al que les escribe llegar al final de la misma... como ese maravilloso en que Nathalie coge la mano de Markus y enseguida se duerme llena de paz.
La delicadeza tiene algunos momentos así... delicados, que emocionan
Además, sobre toda ella brilla el nada dudoso encanto delicado de Audrey Tatou que está estupenda en un papel que le va como anillo al dedo.
Entretenida.
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