jueves, agosto 09, 2012

Tres cosas sobre la performance del Sindicato Andaluz de los Trabajadores en los supermercados:

1
¿Medios de comunicación?
Se pide un debate de fondo sobre las retribuciones de los responsables de la gestión de bancos y cajas, pero no se pide un debate de fondo sobre las razones que, en teoría, motivaron el asalto a los supermercados andaluces. Es más. Se entrevista a los responsables de los presuntos asaltos, éstos argumentan un 34% de paro, incluso superior en algunas zonas rurales, familias sin ingresos recurriendo a la beneficencia y pasmosamente los periodistas y tertulianos se dedican a intentar desacreditar a las personas, copiando lo peor del debate político del "y tu más".
Nadie quiere detenerse en el fantasma de situaciones de absoluta necesidad que afectan a personas con nombre y apellidos, que están siendo sacrificadas en el altar de políticas que no son inevitables, que no son leyes naturales sino resultado de una opción.
Se les pide silencio y se les silencia.
Tendrán que morirse callados y en un rincón para no estropearle la fiesta al resto.
Estaría bien enseñarle sus fotografías a Cotino y a los de su calaña para que lo tengan muy presente cada vez que tengan que tomar una nueva decisión de recorte.
Es otro escándalo de esta democracia que se prive a la sociedad de este debate... que de ser cierto sólo debería llevar a dos opciones: a la acción o al silencio.
Y la acción implica que para ciertas cosas... si no hay dinero, se pinta.

2
El Sindicato Andaluz de Trabajadores irrumpe con sentido común en un debate político caracterizado por su manierismo y alejamiento de la realidad.
Se hace preguntas de calado, preguntas para las que las terminales mediáticas del sistema no tienen respuesta y plantean lo que hace falta: respuestas.
La gente tiene derecho a quejarse, la gente no vota a un partido para que haya cinco millones de parados, la gente tiene derecho a revisar la política de un gobierno que está haciendo justo lo contrario de aquello por lo que fue votado, la gente tiene que protestar para que se le haga caso y para protestar de verdad hay que cruzar algún límite.
Como decía Petrarca, si puedes contarlo no sientes una verdadera pasión y en este sentido si no molestas de alguna manera no estás protestando en realidad. Y está claro que hay una parte débil contra la que se está intentando controlar una situación económica, pero esta estrategia debe tener un límite.
Hay que quejarse.
Hay que protestar

3
Realmente hay un punto de gravedad en las performances llevadas a cabo por el Sindicato Andaluz de Trabajadores: les enseña a los más damnificados por la crisis que hay un camino extremo a seguir para cuando estén lo suficientemente desesperados.
Los que están exprimiendo a la gente con políticas injustas, que algún día serán juzgadas fríamente por la historia y consideradas de parte cuando no criminales, no pueden pretender que la gente se queda sin nada, reducida a la indigencia y no haga nada.
En su inmensa estupidez, o esperan que baje Dios del cielo o que la gente se muera de asco en silencio, anteponiendo un interés general -que no puede disimular ya ser un interés de parte- al propio.
Y este tipo de situaciones extremas pueden darse sobre todo en Andalucía, en los lugares donde está asentado el Sindicato Andaluz de Trabajadores.
No puedes apretar y apretar sin fin.
Todo tiene un límite y no puedes esperar continuar apretando sin que la gente, puesta entre la espada y la pared, responda.
El Sindicato Andaluz de los Trabajadores les (y nos) avisa de una situación social que empieza a ser más seria de lo que nos imaginamos. Y si se sigue asi, no bastará con apagar la tele o negarla ante un micrófono para que desaparezca.
Harán falta políticos que hagan política de verdad y no fantoches.
Y si sus políticos no lo quieren hacer, hará falta que sea el propio pueblo español quién marque ese límite.

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