Las cosas sólo empezarán a cambiar cuando nos dejemos de creer los relatos que nos dicen que somos algo y que ese algo es realmente importante.
Las cosas sólo empezarán a cambiar cuando nos demos cuenta de que somos el centro de la fiesta pero no en la manera en que lo imaginamos, que no estamos sentados alrededor de la mesa sino que formamos parte de ella y que en la cena que se hace en nuestro honor tenemos la importancia evidente que tiene lo que va a ser comido porque es la cena misma.

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