Comparto todo lo que se dice este artículo, Dimes y diretes, hasta su constructivo final.
Y no me gusta porque, entre otras cosas, es con la realidad que respalda ese tipo de afirmaciones con las que estos políticos mendaces y esencialmente traidores a la voluntad popular cuentan para continuar haciendo lo que el resto del artículo denuncia... Y parece como si se estuviera esperando a que fueran otros los que acabasen cabreando y llevando hasta las últimas consecuencias ese cabreo.
Hay que ser valientes y empezar a hablar de conflicto y violencia, de lo contrario todas estas palabras sesudas y sensatas se las llevara el viento mientras ellos entré cochinillo y cochinillo se descojonan. Porque en el fondo SABEN que no nos atreveremos y por eso no manifiestan el menor signo de arrepentimiento.
No hay que descartar la batasunización, no hay que descartar la violencia, no hay que descartar cortarles las cabezas... mientras tanto todo será un pataleo que ellos saben que tienen controlado. Y por eso el escrache les duele tanto y les molesta y reaccionan como reaccionan mostrando su verdadera catadura.. porque, en el fondo, es un acto violento.
Parece mentira tener que escribir ésto pero nadie nos va a dar nada que no nos ganemos peleando y pelear implica, entre sus dignificados, lo que implica.
Y lo peor es que van a machacar a los pocos que están dispuestos a llegar a ese extremo ante nuestras dudas bien pensantes, las dudas de quienes son exactamente lo que ellos insinúan con sus desconsideras conductas que son: idiotas que albergan la esperanza de que las cosas sean como ellos nos dicen que son.
Ya empiezan a hacerlo con sus destempladas comparaciones con unos asesinos.
Ellos sí que no tienen escrúpulos.
Por lo menos nuestra obligación como ciudadanos es hacerles dudar.
Por lo menos nuestra obligación como seres humanos capaces de una moral es reconocer que poco a poco se está abriendo una fractura que separa dos maneras de ver las cosas.
Ellos no descartan la violencia.
Eso seguro.
Y lo peor es que van a machacar a los pocos que están dispuestos a llegar a ese extremo ante nuestras dudas bien pensantes, las dudas de quienes son exactamente lo que ellos insinúan con sus desconsideras conductas que son: idiotas que albergan la esperanza de que las cosas sean como ellos nos dicen que son.
Ya empiezan a hacerlo con sus destempladas comparaciones con unos asesinos.
Ellos sí que no tienen escrúpulos.
Por lo menos nuestra obligación como ciudadanos es hacerles dudar.
Por lo menos nuestra obligación como seres humanos capaces de una moral es reconocer que poco a poco se está abriendo una fractura que separa dos maneras de ver las cosas.
Ellos no descartan la violencia.
Eso seguro.
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