La
ciudad está llena de oficinistas
que en
su secreta impostura de siempre,
esa que
les lleva a querer estar en otra parte
con independencia de donde se encuentren,
con independencia de donde se encuentren,
temen
ser descubiertos por el rigor
de todos esos los tantos ojos que,
sin
querer o queriéndolo,
examinan
al milímetro el perímetro de su misterio.
Porque
la posibilidad está ahí
y seguramente
sea verdad que,
empezando
por uno mismo,
no se puede mentir a todo
el mundo todo el tiempo,
Y quizá
alguno de esos espectadores,
accidentales
o no,
encuentre el traidor destello
encuentre el traidor destello
que
manifiesta la inevitabilidad de lo cierto.
Y por
eso evitan mascar las cenas con la boca abierta,
devuelven
dóciles todas las miradas,
estrechan
solícitos todas las manos,
acompañan
obedientes todos los silencios.
porque
es muy estrecha la cuadricula que se traza
alrededor
del apresurado dibujo que disfraza su secreto
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