Las sociedades verdaderamente libres crean realidad, no se adaptan a ellas:

“Una sociedad autónoma, una sociedad verdaderamente democrática, es una sociedad que cuestiona todo lo predeterminado y que, en el mismo acto, libera la creación de nuevos significados. En una sociedad así, todos los individuos son libres de crear para sus vidas los significados que quieran (y puedan)”
(Le délabrement de l’Occident, Cornelius Castoriadis)

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