Se les exige tranquilidad y calma.
Se pide a las víctimas que no se quejen,
que no se apelotonen,
que no sangren,
que guarden silencio.
También se les dice que es cierto,
que es una lástima,
pero que lo primero es lo primero.
Hay gente intentando continuar con sus vidas.
No es nada personal.
Quizá sólo se trate de una cuestión de suerte.

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