jueves, junio 27, 2013

LA MARSELLESA

Tras la toma de la Bastilla y la proclamación de la Asamblea Nacional la situación todavía era convulsa. Por todas partes, existían elementos contrarrevolucionarios que conspiraban para devolver la situación al absolutismo anterior y para protegerse el nuevo gobierno constituyente ordena una movilización para garantizar la nueva ley y el nuevo orden.

Uno de los contingentes que arriba a Paris lo hace desde Marsella trayendo consigo una canción que curiosamente fue compuesta por un oficial del ejército del Rhin, al Norte del País..

Ese es el origen de La Marsellesa, el himno de la República Francesa, que da titulo a esta película del maestro Jean Renoir.

"La Marsellesa" es un relato coral que cuenta los primeros momentos de la revolución francesa, desde la toma de la Bastilla hasta la batalla de Valmy en donde los franceses resistieron las acometidas de las tropas prusianas que marchaban dispuestas a restaurar a Luis XVI en su trono parisino.

La película cuenta el acontecimiento histórico desde la perspectiva de los dos colectivos implicados, nobleza y pueblo, moviéndose de los palacios a las calles y de las calles a los palacios. En cualquier caso, y pese a resultarme atractiva e interesante, "La Marsellesa" no se encuentra entre mi ramillete de películas favoritas del maestro Renoir.

Soy más partidario del Renoir de las pequeñas cosas, el más habitual, que de este Renoir de la panorámica y el gran angular.

Se trata de una simple cuestión de gustos. Nada más.

En cualquier caso, y pese a este breve ataque de ego, "La Marsellesa" recuerda con acierto el por qué de la República y en este sentido, por si misma, cumple con acierto el motivo que la originó. A finales de la década de los treintas del siglo pasado, la situación política en Francia era bastante turbulenta, como en casi toda Europa, con una polarización bastante extrema entre fascismos y comunismos.Con "La Marsellesa", el Partido Comunista, con el que Renoir simpatizaba por aquel entonces, no recuerdo si militaba también, buscaba una presencia mediática definitiva que ayudase a cerrar filas en el proletariado francés recordando los orígenes y reivindicando el himno de la república como un monumento a la solidaridad entre los que son iguales.

En este sentido, "La Marsellesa" es un buen ejemplo de cine político y no sólo por recordar el origen de todo sino por presentar en el corazón de ese todo a los seres humanos que lo habitaban, seres humanos dotados de esperanza, solidaridad  y optimismo en el futuro.

Así, y con astucia, Renoir presenta dos ritmos: uno tranquilo y casi triste, como inmovilista, que es el que transpiran los palacios y otro más alegre, chispeante y positivo que es el de las calles. En este efecto subliminal que produce la comparación constante y voluntaria entre esas dos actitudes y esas dos velocidades descansa buena parte del éxito ideológico de la película.

"La Marsellesa" cumple muy bien su propósito.

La convivencia de los dos ritmos genera en el espectador una inevitable sensación de que la vitalidad y el futuro está sólo de una parte.

Por último, y a destacar, la presencia del actor, escenágrofo y director de teatro francés Louis Jouvet en uno de los papeles, el de Raederer presidente de la Asamblea Constituyente.

Interesante.


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