No me voy a tirar el pisto y decir que conozco la obra de Chris Marker.
Se unas pocas cosas: que su obra se desarrolla dentro del documental, que está marcada por un radical y extremo compromiso político con la izquierda de verdad (no la que sale en las televisiones y parlamentos), que sus inicios están asociados al nombre de Alain Resnais (con quién filmó los primeros documentales en bastantes casos escribiéndolos), que La Jetèe es su única obra de ficción y que se trata de una fantástica obra maestra.
¿Es mucho? ¿Es poco?
Todo es relativo.
En cualquier caso, lo que no es relativo sino absoluto, siempre para mi gusto que para eso soy el que pienso, siento y escribo en este blog, es que "La Jetèe" es un emocionante relato de ciencia ficción lleno de poesía que describe el épico viaje de su protagonista a través de pasado, presente y futuro en busca de una imagen, de un recuerdo de la infancia que el protagonista siente marcado con hierro candente en su memoria y en el que aparece el rostro de una mujer sorprendida ante la muerte de un hombre que se acercaba hasta ella.
Ese recuerdo sucede un día antes de que suceda una Tercera Guerra Mundial y París, como el resto del mundo, sea arrasado por un apocalipsis nuclear que convierte a la tierra en un lugar inhabitable por la radioactividad. Los pocos seres humanos que quedan se ven obligados a sobrevivir ocultándose bajo tierra.
Dado que el presente es una realidad arrasada, los humanos supervivientes deciden utilizar sus conocimientos científicos avanzados para enviar personas al pasado y al futuro en busca de oportunidades y posibilidades de escape. Uno de los hombres elegidos para esos viajes en el tiempo es el protagonista y esa capacidad de viajar le permite conocer y tener un romance con la mujer que habita ese recuerdo tan vívido.
La historia que se nos cuenta en La Jetèe es maravillosa y no es menos especial el modo en que se cuenta: mediante imágenes fijas... porque La Jetèe es un mediometraje y una fotonovela, veintiséis minutos de imágenes fijas, magníficamente fotografiadas en blanco y negro, narradas desde una voz en off aséptica y neutral.
Se cita mucho a Proust con relación a "La Jetèe". Después de todo, el protagonista de "La Jetèe" también va a la busca de ese tiempo perdido, pero aquí terminan toda posibilidad de encuentro porque, mientras para Proust, los recuerdos eran una elaboración a medida del que recordaba (la realidad dejaba de importar), en esta historia el protagonista recuerda el evento exactamente como sucedió y quizás éste aspecto forma parte del discurso poético de "La Jetèe": las cosas sucedieron tal y como las recordamos.
Como un héroe de la mitología griega, como Icaro o Prometeo, el protagonista de "La Jetèe" se atreve a ir mas lejos buscando comprobar si todavía, a falta de presente y con un futuro incierto, hay algo de verdad en el recuerdo.
Maravillosa obra maestra.
Se unas pocas cosas: que su obra se desarrolla dentro del documental, que está marcada por un radical y extremo compromiso político con la izquierda de verdad (no la que sale en las televisiones y parlamentos), que sus inicios están asociados al nombre de Alain Resnais (con quién filmó los primeros documentales en bastantes casos escribiéndolos), que La Jetèe es su única obra de ficción y que se trata de una fantástica obra maestra.
¿Es mucho? ¿Es poco?
Todo es relativo.
En cualquier caso, lo que no es relativo sino absoluto, siempre para mi gusto que para eso soy el que pienso, siento y escribo en este blog, es que "La Jetèe" es un emocionante relato de ciencia ficción lleno de poesía que describe el épico viaje de su protagonista a través de pasado, presente y futuro en busca de una imagen, de un recuerdo de la infancia que el protagonista siente marcado con hierro candente en su memoria y en el que aparece el rostro de una mujer sorprendida ante la muerte de un hombre que se acercaba hasta ella.
Ese recuerdo sucede un día antes de que suceda una Tercera Guerra Mundial y París, como el resto del mundo, sea arrasado por un apocalipsis nuclear que convierte a la tierra en un lugar inhabitable por la radioactividad. Los pocos seres humanos que quedan se ven obligados a sobrevivir ocultándose bajo tierra.
Dado que el presente es una realidad arrasada, los humanos supervivientes deciden utilizar sus conocimientos científicos avanzados para enviar personas al pasado y al futuro en busca de oportunidades y posibilidades de escape. Uno de los hombres elegidos para esos viajes en el tiempo es el protagonista y esa capacidad de viajar le permite conocer y tener un romance con la mujer que habita ese recuerdo tan vívido.
La historia que se nos cuenta en La Jetèe es maravillosa y no es menos especial el modo en que se cuenta: mediante imágenes fijas... porque La Jetèe es un mediometraje y una fotonovela, veintiséis minutos de imágenes fijas, magníficamente fotografiadas en blanco y negro, narradas desde una voz en off aséptica y neutral.
Se cita mucho a Proust con relación a "La Jetèe". Después de todo, el protagonista de "La Jetèe" también va a la busca de ese tiempo perdido, pero aquí terminan toda posibilidad de encuentro porque, mientras para Proust, los recuerdos eran una elaboración a medida del que recordaba (la realidad dejaba de importar), en esta historia el protagonista recuerda el evento exactamente como sucedió y quizás éste aspecto forma parte del discurso poético de "La Jetèe": las cosas sucedieron tal y como las recordamos.
Como un héroe de la mitología griega, como Icaro o Prometeo, el protagonista de "La Jetèe" se atreve a ir mas lejos buscando comprobar si todavía, a falta de presente y con un futuro incierto, hay algo de verdad en el recuerdo.
Maravillosa obra maestra.
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