Basada en la vida del periodista y poeta Mark O`Brien,"Las sesiones" nos cuenta el proceso que vivió O'Brien, paralizado de cuello para abajo por una tetraplejia, para perder la viriginidad a los 38 años.
Dejando de lado la épica personal de O'Brien que haciendo un chiste fácil demuestra lo que está dispuesto a hacer un hombre por follar y que, pese a la cínica broma que acabas de leer, considero conmovedora, "Las sesiones" es otro más de esos dramas amables, centrados en argumentos sencillos protagonizados por personajes de a pie de calle en que el en su momento llamado cine independiente norteamericano ha devenido.
En todo caso, la película es un buen ejemplo de este tipo de cine.
"Las sesiones" combina el drama con la comedia en la manera precisa y justa, presentando al uno y al otro de una manera sobria, sin excesos. No hay lugar para la carcajada ni para el llanto, sólo para la sonrisa y la lágrima en un entorno narrativo donde el humor y la ironía siempre hacen de policía de lo dramático, circunscribiendo su radio de acción y apareciendo siempre para suministrar al espectador las claves precisas para interpretarlo.
El mecanismo funciona.
En el fondo nadie parece sufrir demasiado, nadie parece tomarse las cosas demasiado a la tremenda. Nada ni nadie se sale de madre y el resultado es una película que se deja ver... Las sonrisas llegan cuando deben, las lágrimas también y el fenomenal trabajo del elenco actoral contribuye en buena medida a ello encarnando y vertebrando algunos personajes más esquemáticos de lo que, una vez vestidos, parecen.
En resumidas cuentas, "Las sesiones" hace de la emoción un efecto especial y lo hace bien. No decepciona... Otra cosa muy distinta es si el esfuerzo épico por seguir en la vida que O'Brien realizó mereciera la suerte de algo más inolvidable.
Entretenida.
Dejando de lado la épica personal de O'Brien que haciendo un chiste fácil demuestra lo que está dispuesto a hacer un hombre por follar y que, pese a la cínica broma que acabas de leer, considero conmovedora, "Las sesiones" es otro más de esos dramas amables, centrados en argumentos sencillos protagonizados por personajes de a pie de calle en que el en su momento llamado cine independiente norteamericano ha devenido.
En todo caso, la película es un buen ejemplo de este tipo de cine.
"Las sesiones" combina el drama con la comedia en la manera precisa y justa, presentando al uno y al otro de una manera sobria, sin excesos. No hay lugar para la carcajada ni para el llanto, sólo para la sonrisa y la lágrima en un entorno narrativo donde el humor y la ironía siempre hacen de policía de lo dramático, circunscribiendo su radio de acción y apareciendo siempre para suministrar al espectador las claves precisas para interpretarlo.
El mecanismo funciona.
En el fondo nadie parece sufrir demasiado, nadie parece tomarse las cosas demasiado a la tremenda. Nada ni nadie se sale de madre y el resultado es una película que se deja ver... Las sonrisas llegan cuando deben, las lágrimas también y el fenomenal trabajo del elenco actoral contribuye en buena medida a ello encarnando y vertebrando algunos personajes más esquemáticos de lo que, una vez vestidos, parecen.
En resumidas cuentas, "Las sesiones" hace de la emoción un efecto especial y lo hace bien. No decepciona... Otra cosa muy distinta es si el esfuerzo épico por seguir en la vida que O'Brien realizó mereciera la suerte de algo más inolvidable.
Entretenida.
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