El pasado es su sueño más recurrente,
casi siempre sentido a ojos abiertos,
en instantes que se abren, abismales y eternos,
en el breve espacio angosto que separa un segundo de otro,
Y canta el oleaje en torno a su asombro,
mientras, al son de la eterna canción
del fluir de los momentos,
transparentándose danzan,
sobre la turbia superficie de su presente,
fantasmas de espacios y tiempos pasados
como lo hace en torno a la desnudez de sus pies
el agua salada sobre la arena
entre parpadeo y parpadeo.

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