“Lo que
proponemos aquí es que semejante comprensión de la totalidad no es una
correspondencia reflexiva entre el "pensamiento" y "la realidad
como un todo". Más bien, hay que considerarla como una forma de arte, quizá
la poesía, que nos puede orientar hacia el orden y la armonía dentro de lo que
podemos llamar la completa "danza de la mente ' (y por tanto en el funcionamiento
general del sistema nervioso y al cerebro). Esto se ha planteado antes, en la
Introducción.
Lo que
se requiere aquí, entonces, no es una explicación que nos permitiría hacernos
una idea de la relación entre el pensamiento y la cosa, o entre el pensamiento
y "la realidad como un todo". Más bien, lo que se necesita es un acto
de entendimiento, en el que veamos la totalidad como un proceso real, y que,
cuando se lleva a cabo correctamente, tiende a producir una acción global
armónica y ordenada, incorporando el pensamiento y lo que es pensado en un solo
movimiento, en el que el análisis de las partes por separado (por ejemplo, el
pensamiento y la cosa) no tiene sentido.”
(La
totalidad y el orden implicado, David Bohm)
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