domingo, noviembre 17, 2013

HELL ON WHEELS

De no ser porque se trata de un acontecimiento histórico y el ferrocarril transcontinental que cruzaba los Estados Unidos de costa a costa terminó construyéndose en 1869 con el encuentro en Utah de las cuadrillas de las dos compañías, uno pensaría en el final de la tercera temporada de "Hell on wheels" que la cosa está muy chunga.

Los problemas se acumulan a nuestro héroe, el macho alfa Cullen Bohannon. Tan pronto tiene que vengar a los asesinos de su familia o defenderse de aquellos que buscan venganza como consecuencia de su venganza, como tiene que enfrentarse a los indios o evitar que sus hombres mueran de sed o malaria en la pradera o defenderse de los fanáticos mormones o poner en orden entre la diversidad de credos y razas que componen sus trabajadores o enfrentarse en las luchas de poder por el control accionarial de la compañía o resolver las mil y una consecuencias de los turbios manejos en los que el ambicioso y corrupto Thomas Durant está implicado.

Hay de todo.

Si hay alguien que no se aburre es nuestro amigo Bohannon.

Pero yo tengo que confesar que cómodamente sentado en mi sofá me he aburrido un poco.

La serie empieza bien, pero, y para mi gusto, sigue una trayectoria contraria al sentido común narrativo. En lugar de una trayectoria ascendente comme il faut, la trayectoria es descendente. Los guionistas no terminan de saber resolver con acierto las diversas situaciones que plantean produciendo una sensación general de anquilosamiento y de repetición que termina por restar interés a esta tercera temporada de "Hell on wheels".

Decepcionante.

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