El realismo poético es junto a la "nouvelle vague" la gran aportación de Francia a la historia del cine mundial.
Su aparición supone una ruptura con respecto a planteamientos cinematográficos más convencionales propios del cine francés porque, a través del realismo poético, otros personajes y otros temas emergen para enganchar a las clases populares a la pantalla en blanco.
Podría decirse que en sus imágenes inolvidables la clase obrera se idealiza en su diaria lucha por la existencia.
Y esta idealización siempre se encuentra en la mirada de los personajes que protagonizan las historias, generalmente gentes de clases obreras y populares inmersos en la cotidianidad de sus vidas dentro de una gran ciudad que casi siempre es París.
Sus conmovedores protagonistas siempre se las arreglan para trascender las difíciles condiciones materiales de existencia y también para sufrir las consecuencias casi siempre inevitables que acarrea ese irresoluble conflicto entre realidad y deseo.
No en vano el melodrama suele ser el vehículo narrativo en cuyas claves se codifican estas historias que siempre tienen consecuencias trágicas puesto que la realidad y su frío mecanismo de consecuencias no deja de desaparecer por el simple hecho de idealizarla, de buscar el amor y la esperanza en un entorno donde no se suelen dar las condiciones favorables para su germinación.
Y esta ausencia de condiciones favorables obliga siempre a algún exceso, a alguna conducta reprobable que siempre son cometidas con un frondoso brillo en una mirada que sólo busca en consuelo de la felicidad en el instante buscando el milagro de hacer eterno el presente aunque nunca va a dejar de amanecer... porque los amaneceres son muy importantes en el realismo poético. Suponen una frontera, la inauguración de un antes y de un después en el que el eterno presente muestra su inevitable condición transitoria.
Dirigida en 1938 por Marcel Carné, uno de los grandes padres de este género junto con el poeta y guionista Jacques Prevert, "Hotel du Nord" es uno de los títulos clave de este movimiento.
De carácter coral y en torno a un humilde hotel que da titulo a la película y por el que pasan toda una galería de personajes del París más popular, "Hotel du Nord" nos cuenta la trágica historia de dos amantes que deciden suicidarse en la habitación número 16 y el modo en que su fracaso afectará de manera decisiva la vida de Edmond, un chulo de poca monta con un pasado que terminará por pasar una trágica factura.
La película es una obra maestra emocionante e impecable.
Nos narra con maestría esa emocionante tensión épica que cada protagonista de las historias del realismo poético vive entre las posibilidades restrictivas que ofrece la realidad y las más expansivas que ofrece su deseo... Tensión que aboca a la romántica locura de la toma de decisiones que casi siempre van en contra de la inapelable lógica de la realidad. Tensión que se convierte en épica cuando al amanecer las consecuencias deben ser afrontadas de manera inapelable antes de que la vida continúe y las calles vuelvan a poblarse de obligaciones y de gentes.
Y a uno le queda un dulce amargor en los labios.
Obra maestra.
Su aparición supone una ruptura con respecto a planteamientos cinematográficos más convencionales propios del cine francés porque, a través del realismo poético, otros personajes y otros temas emergen para enganchar a las clases populares a la pantalla en blanco.
Podría decirse que en sus imágenes inolvidables la clase obrera se idealiza en su diaria lucha por la existencia.
Y esta idealización siempre se encuentra en la mirada de los personajes que protagonizan las historias, generalmente gentes de clases obreras y populares inmersos en la cotidianidad de sus vidas dentro de una gran ciudad que casi siempre es París.
Sus conmovedores protagonistas siempre se las arreglan para trascender las difíciles condiciones materiales de existencia y también para sufrir las consecuencias casi siempre inevitables que acarrea ese irresoluble conflicto entre realidad y deseo.
No en vano el melodrama suele ser el vehículo narrativo en cuyas claves se codifican estas historias que siempre tienen consecuencias trágicas puesto que la realidad y su frío mecanismo de consecuencias no deja de desaparecer por el simple hecho de idealizarla, de buscar el amor y la esperanza en un entorno donde no se suelen dar las condiciones favorables para su germinación.
Y esta ausencia de condiciones favorables obliga siempre a algún exceso, a alguna conducta reprobable que siempre son cometidas con un frondoso brillo en una mirada que sólo busca en consuelo de la felicidad en el instante buscando el milagro de hacer eterno el presente aunque nunca va a dejar de amanecer... porque los amaneceres son muy importantes en el realismo poético. Suponen una frontera, la inauguración de un antes y de un después en el que el eterno presente muestra su inevitable condición transitoria.
Dirigida en 1938 por Marcel Carné, uno de los grandes padres de este género junto con el poeta y guionista Jacques Prevert, "Hotel du Nord" es uno de los títulos clave de este movimiento.
De carácter coral y en torno a un humilde hotel que da titulo a la película y por el que pasan toda una galería de personajes del París más popular, "Hotel du Nord" nos cuenta la trágica historia de dos amantes que deciden suicidarse en la habitación número 16 y el modo en que su fracaso afectará de manera decisiva la vida de Edmond, un chulo de poca monta con un pasado que terminará por pasar una trágica factura.
La película es una obra maestra emocionante e impecable.
Nos narra con maestría esa emocionante tensión épica que cada protagonista de las historias del realismo poético vive entre las posibilidades restrictivas que ofrece la realidad y las más expansivas que ofrece su deseo... Tensión que aboca a la romántica locura de la toma de decisiones que casi siempre van en contra de la inapelable lógica de la realidad. Tensión que se convierte en épica cuando al amanecer las consecuencias deben ser afrontadas de manera inapelable antes de que la vida continúe y las calles vuelvan a poblarse de obligaciones y de gentes.
Y a uno le queda un dulce amargor en los labios.
Obra maestra.
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