Vagamente recuerda  haber sido otro,
lleno de esperanza,
inagotable al desaliento,
impregnado de la que  entonces
parecía inagotable virtud
de esperar en cada día
el seguro milagro de lo incierto.

Juraría haber sido su propia inspiración,
su propio himno,
voluntad y gesto unidos
en un mismo parpadeo
pero ahora que cada vez más,
sintiendo la alargada sombra de los relojes,
ajusta el paso con el silencio
aunque quisiera no podría

recordarse  tan cierto.

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