Cornell Woolrich es un reputado autor de novela negra cuyos argumentos han sido profusamente adaptados por el mundo del cine.
Una de esas adaptaciones es "La novia vestía de negro", novela que Woolrich publicó en 1940 bajo uno de sus pseudónimos, William Irish, y que dedicó a su máquina de escribir.
En 1968, el francés François Truffaut la lleva al cine buscando juntar dos de sus grandes pasiones: la novela negra y el cine, especialmente el cine del británico Alfred Hitchcock.
Sobre Hitchcock, el director francés, que empezó escribiendo sobre cine en Cahiers du Cinema, había escrito el clásico "El cine según Hitchcock". Un libro entrevista que recoge 50 horas de charla con el director británico sobre toda su filmografía, entre la que se encuentra "La ventana indiscreta" basada en un libro de Woolrich.
Pero en la adaptación que hace Truffaut del libro de Woolrich está mucho más presente la fascinante magia de "Vértigo" que la propia tensa intriga de "La Ventana indiscreta". Al final esa novia-asesina que con perfecta y precisa dureza interpreta Jeanne Moreau se parece mucho más, especialmente al comienzo de la película, a ese personaje que Kim Novak interpreta en el clásico hitchcockiano. En ambos casos, las dos mujeres se nos muestran desconcertantes y sorprendentes, como un misterio que desafía la lógica implacable de una narrativa que sucede a su alrededor.
De hecho, uno de los principales atractivos de "La novia vestía de negro" es el misterio que envuelve la presencia asesina de Julie Kohler (Jeanne Moreau) quién va matando hombres por toda Francia al mismo tiempo que su misterio va siendo desvelado al espectador mediante sucesivos flashbacks que van construyendo las razones de tan sorprendente personaje.
En este sentido, la película me resulta literalmente intrigante en sus primeros cuarenta y cinco minutos, los más hitchcockianos de la película, en las que Truffaut se las arregla para mostrarnos con talento la intrigante presencia de su protagonista convirtiéndola poco menos que en una aparición para todos los ojos que la contemplan a un lado y al otro de la pantalla.
Nada parece tener sentido en ella, pero, y aun así, Julie es una desconcertante aparición mientras sus motivos no son revelados al espectador en el avanzar de la historia.
He leído que Truffaut, un enamorado del amor, sentimiento que está presente en muchas de sus películas, pretendía con esta película narrar una historia de amor sin amor y para mi gusto lo consigue dirigiendo con mano maestra una poderoso drama que gira sobre la venganza de alguien que ha perdido la cabeza por amor.
Todo ello dentro de una estructura narrativa muy interesante pues la película se estructura en torno a cinco episodios de desigual longitud en cada uno de los cuales se narra el modo en que Julie se aproxima a sus victimas y las mata.
Entre cada uno de esos episodios sucede el flashback en el que progresivamente Truffaut nos muestra el episodio del pasado que sustenta una razón de Julie que, al final y en un esplendido twist narrativo se nos muestra como una tremenda sinrazón. Aspecto que no impide que la protagonista, loca de dolor, consume su meticulosa venganza.
Para mi gusto, "La novia vestía de negro" es una de las mejores obras de François Truffaut.
Absolutamente recomendable.
Una de esas adaptaciones es "La novia vestía de negro", novela que Woolrich publicó en 1940 bajo uno de sus pseudónimos, William Irish, y que dedicó a su máquina de escribir.
En 1968, el francés François Truffaut la lleva al cine buscando juntar dos de sus grandes pasiones: la novela negra y el cine, especialmente el cine del británico Alfred Hitchcock.
Sobre Hitchcock, el director francés, que empezó escribiendo sobre cine en Cahiers du Cinema, había escrito el clásico "El cine según Hitchcock". Un libro entrevista que recoge 50 horas de charla con el director británico sobre toda su filmografía, entre la que se encuentra "La ventana indiscreta" basada en un libro de Woolrich.
Pero en la adaptación que hace Truffaut del libro de Woolrich está mucho más presente la fascinante magia de "Vértigo" que la propia tensa intriga de "La Ventana indiscreta". Al final esa novia-asesina que con perfecta y precisa dureza interpreta Jeanne Moreau se parece mucho más, especialmente al comienzo de la película, a ese personaje que Kim Novak interpreta en el clásico hitchcockiano. En ambos casos, las dos mujeres se nos muestran desconcertantes y sorprendentes, como un misterio que desafía la lógica implacable de una narrativa que sucede a su alrededor.
De hecho, uno de los principales atractivos de "La novia vestía de negro" es el misterio que envuelve la presencia asesina de Julie Kohler (Jeanne Moreau) quién va matando hombres por toda Francia al mismo tiempo que su misterio va siendo desvelado al espectador mediante sucesivos flashbacks que van construyendo las razones de tan sorprendente personaje.
En este sentido, la película me resulta literalmente intrigante en sus primeros cuarenta y cinco minutos, los más hitchcockianos de la película, en las que Truffaut se las arregla para mostrarnos con talento la intrigante presencia de su protagonista convirtiéndola poco menos que en una aparición para todos los ojos que la contemplan a un lado y al otro de la pantalla.
Nada parece tener sentido en ella, pero, y aun así, Julie es una desconcertante aparición mientras sus motivos no son revelados al espectador en el avanzar de la historia.
He leído que Truffaut, un enamorado del amor, sentimiento que está presente en muchas de sus películas, pretendía con esta película narrar una historia de amor sin amor y para mi gusto lo consigue dirigiendo con mano maestra una poderoso drama que gira sobre la venganza de alguien que ha perdido la cabeza por amor.
Todo ello dentro de una estructura narrativa muy interesante pues la película se estructura en torno a cinco episodios de desigual longitud en cada uno de los cuales se narra el modo en que Julie se aproxima a sus victimas y las mata.
Entre cada uno de esos episodios sucede el flashback en el que progresivamente Truffaut nos muestra el episodio del pasado que sustenta una razón de Julie que, al final y en un esplendido twist narrativo se nos muestra como una tremenda sinrazón. Aspecto que no impide que la protagonista, loca de dolor, consume su meticulosa venganza.
Para mi gusto, "La novia vestía de negro" es una de las mejores obras de François Truffaut.
Absolutamente recomendable.
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