viernes, abril 18, 2014

Sans Soleil

Creado en 1983 por el documentalista Chris Marker, "Sans Soleil" es un ensayo visual sobre la construcción del sentido en nuestras modernas sociedades basadas en la imagen.

Una mujer lee en off las cartas visuales que recogen las reflexiones e imágenes que alguien llamado Sandor Krasna recopila en sus viajes por todo el mundo. Krasna se interroga sobre las posibilidades de la memoria como mecanismo para la construcción de un sentido en un mundo en transformación.

Desde Cabo Verde tribal hasta el Japón más avanzado e industrial, las imágenes y las palabras de Krasna, quién sin duda no es otro que un alter ego del propio Marker, denotan la existencia de una necesidad de sentido transversal e inherente a lo humano. Una necesidad de encontrar sentido para los que, dotados de conciencia y reflexión, se reconocen inmersos en ese cambiante vórtice que llamamos vida.

Un sentido que se contrapone al sinsentido de una inapelabilidad acuciante que es temporal y que encuentra perfecta expresión a través de las palabras del dramaturgo del teatro clásico francés Racine: la distancia entre países compensa de algún modo la cercanía excesiva del tiempo.

Escape de una realidad inapelable y esencial que corre a cargo del tiempo quién pone principio y fin a las cosas siguiendo una lógica inescrutable cuyos aspectos predecibles denominamos necesidad mientras que consideramos azar a aquello cuya predicción todavía se nos escapa.

Ese intolerable misterio que nos pasa y en el que pasamos hasta desaparecer necesita ser combatido por la construcción de una solidez, de un sentido que se ampara en lo local entendido como aquello que sucede en el momento, en lo sincrónico y que se sustenta en la diferencia entre las cosas que existen en la eternidad de ese momento en que son contempladas.

Sólo así puede entenderse la frase de Racine: la diferencia entre los significados de las cosas genera un juego de sentido, una suerte de realidad inmaterial que compensa frente a ese abismo oscuro que es la inapelabilidad de la lógica de lo verdaderamente material. Una lógica que tiende a la entropía, a la descomposición, al desvanecimiento.

Sobre semejante estructura movediza es imposible ninguna solidez lo suficientemente imperecedera como para sustentar la construcción de un significado al que, nosotros, criaturas necesitadas por naturaleza de sentido, podemos generar suficiente luz a la que agarrarnos, produciendo la calidez de un fuego de sentido que nos conforte y ampare de la oscuridad en constante descomposición que nos rodea.

O mejor dicho, seguramente la percepción de ese exterior en continua descomposición explica nuestra interminable necesidad como especie de un sentido, de un pedazo de solidez a la que agarrarnos en lo que viene a ser el interminable naufragio del tiempo.

En cualquier caso, Marker construye con imágenes y palabras, desde Africa al Japón convertidos en los dos polos metafóricos de nuestras posibilidades como especie, el retrato transversal de esa necesidad. Una necesidad que, para Krasna/Marker, encuentra en el cine expresión hiperbólica en la película "Vértigo" del maestro Hitchcock.

En la obsesión que Scottie (James Stewart) siente por Madeleine (Kim Novak) como posibilidad de una mágica recuperación de lo irrecuperable, por devorado en las fauces del tiempo, encuentra expresión una necesidad "fou" de sentido.

Y es aquí donde interviene la memoria, convertido en castillo de arena progresivamente construido mientras es, al mismo tiempo, destruido por el oleaje del tiempo.

La memoria de los pueblos y de las personas convertida en patria/hogar a la que regresar al mismo tiempo que se convierte en la única tierra firme desde la que afrontar el cambiante escenario de posibilidades que es lo venidero, cambiante escenario del que el presente es siempre una leve superficie de estabilidad siempre a punto de resquebrajarse.

Asi, el hombre, su conciencia, se convierte en un campo de batalla donde se libra el eterno combate entre el sinsentido y el sentido.

Y la memoria es su principal, única y mejor arma.

En base a todo esto, Marker compone en "Sans Soleil" un canto a su necesidad/capacidad para la memoria, mostrándonos que nuestra necesidad de memoria nos acompaña siempre. No nos abandona en nuestro viaje por el progreso tecnológico y, en este concreto sentido, nada diferencia a un pescador caboverdiano de un ejecutivo del Tokyo más moderno.

No hay lucha de clases que valga contra el tiempo.

El sentido es otro sol de poderosa luz. No podemos vivir demasiado tiempo en la oscuridad, sin él.

Brillante.

No hay comentarios:

Publicar un comentario