No hay debate que genere nuevas ideas si no se hace desde la percepción de que lo que hay no nos sirve... y esa percepción puede empezar siendo ser una simple incomodidad, una pequeña reverberación que trastoca la proyección tridimensional de la realidad en la que nos encontramos inmersos.
No hay debate sin inquietud y para tener esa inquietud, hay que tener un punto de vista, una pensamiento que nos permita juzgar, valorar lo que se presenta como incontestablemente real ante nuestros ojos.
Por eso pensar es tan importante.
El pensar tiene mala prensa porque genera individuos susceptibles de tener diferentes puntos de vista, no necesariamente coincidentes con los del poder. No es otra cosa que una herramienta virtual, la más importante de todas las herramientas, la que nos ayuda a procesar una realidad objetiva que sin ella, y como dice Kant, se nos presentaría como un masivo y brutal tsunami de estimulos sensoriales que terminaría por sepultarnos en la parálisis.
Es un instrumento y como tal puede usarse bien o mal.
No tienes necesariamente que convertirte en un sanguinario soviético o en un despiadado ejecutivo de Wall Street como nos quieren presentar desde el totalitario pensamiento unico de estos regímenes totalitarios difusos que llamamos democracias.
Todos los caminos del pensar no llevan a ETA.
Puedes convertirte en un Vicente Ferrer o en algo peor (desde su punto de vista): alguien que puede llegar a ver esta libertad de la que tan orgullosos estamos mientras nos tomamos una pastilla para dormir como una máscara que oculta la espantosa efigie de ese monstruo que sólo quiere de nosotros que, sin pensar, en días de diario, estemos puntuales en nuestro puesto de trabajo y los fines de semana estemos sin falta a las diez de la mañana a las puertas del centro comercial.
Y, aunque esté equivocado y quizá sea mejor ser ese funcionario de la realidad que quieren hacer de nosotros, creo que la vida se pasa más entretenida y rápido teniendo un punto de vista y un pensar.
No hay debate sin inquietud y para tener esa inquietud, hay que tener un punto de vista, una pensamiento que nos permita juzgar, valorar lo que se presenta como incontestablemente real ante nuestros ojos.
Por eso pensar es tan importante.
El pensar tiene mala prensa porque genera individuos susceptibles de tener diferentes puntos de vista, no necesariamente coincidentes con los del poder. No es otra cosa que una herramienta virtual, la más importante de todas las herramientas, la que nos ayuda a procesar una realidad objetiva que sin ella, y como dice Kant, se nos presentaría como un masivo y brutal tsunami de estimulos sensoriales que terminaría por sepultarnos en la parálisis.
Es un instrumento y como tal puede usarse bien o mal.
No tienes necesariamente que convertirte en un sanguinario soviético o en un despiadado ejecutivo de Wall Street como nos quieren presentar desde el totalitario pensamiento unico de estos regímenes totalitarios difusos que llamamos democracias.
Todos los caminos del pensar no llevan a ETA.
Puedes convertirte en un Vicente Ferrer o en algo peor (desde su punto de vista): alguien que puede llegar a ver esta libertad de la que tan orgullosos estamos mientras nos tomamos una pastilla para dormir como una máscara que oculta la espantosa efigie de ese monstruo que sólo quiere de nosotros que, sin pensar, en días de diario, estemos puntuales en nuestro puesto de trabajo y los fines de semana estemos sin falta a las diez de la mañana a las puertas del centro comercial.
Y, aunque esté equivocado y quizá sea mejor ser ese funcionario de la realidad que quieren hacer de nosotros, creo que la vida se pasa más entretenida y rápido teniendo un punto de vista y un pensar.
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