sábado, julio 19, 2014

Rififi

Jules Dassin pudo haber sido uno de los grandes directores del cine norteamericano, pero su pertenencia al Partido Comunista durante el macartismo hizo de él un apátrida que termino sus días no hace demasiado tiempo, en el año 2008 y en Atenas, a los 96 años de edad como viudo de ese prodigio de la naturaleza llamado Melina Mercuri.

Tampoco está nada mal.

Tras dirigir cuatro películas extraordinarias: Fuerza bruta (1947), La ciudad desnuda (1948), "Mercado de ladrones" (1949) y "Noche en la ciudad" (1950), Dassin no pudo regresar a los Estados Unidos convirtiéndose en uno de los perseguidos por el macartismo.

En esas cuatro películas Dassin acuñó una manera muy realista de contar historias, rodando en la calle siempre que podía y haciendo que individuos normales y corrientes protagonizasen unas historias asperas en las que lo que se necesitaba y lo que de verdad se quería siempre eran cosas distintas... Su cine no era político estrictamente hablando, pero seguramente lo era de manera indirecta, mostrando entre las líneas y grises de sus historias de cine negro la realidad injusta y desigual de unos Estados Unidos convertidos en el territorio donde cada día se representaba la ciega tragedia del capitalismo.

En cualquier caso, y tras cinco difíciles años de vagabundeo por Europa, "Rififi" es la primera de sus obras europeas.

Basada en un libro del mismo nombre, en "Rififi" se dan cita la tradición francesa del cine policiaco portada por el escritor Auguste le Breton, con la tradición norteamericana del cine negro que Dassin trae consigo.

En este sentido, y si uno ve cualquiera de las cuatro películas que Dassin rodó antes de su exilio y luego ve "Rififi" descubrirá que solo cambia la ciudad, Paris por Nueva York, porque el estilo realista, vibrante y directo de Dassin está ahí, poderoso e intacto en su inmensa capacidad para la expresión de emociones a través de las imágenes.

Ahora, esa ciudad desnuda es Paris y bajo su piel de asfalto la cámara de Dassin nos muestra el esfuerzo por la supervivencia de los que viven una vida difícil, al margen de la ley.

Y uno de ellos es Toni "Le Stephanois", maravillosamente encarnado por Jean Servais.

Recién salido de la cárcel, Toni intenta buscarse la vida y en su camino se cruzarán la ex que le abandonó y la posibilidad de robar una joyería.

Rodada sin música, la secuencia del robo de la joyería, es uno de los puntos atractivos fundamentales de "Rififi". En un alarde de genialidad, Dassin decidió prescindir de la música que Georges Auric compuso habiendo visto la secuencia con el propio sonido incidental que acompaña el atraco.

Extraordinario!

Pero yo me quedo con ese maravilloso final, muy similar al de otra obra maestra llamada "La jungla de asfalto", en el que Toni, perseguido por la muerte, consigue ganar el tiempo suficiente como para ganar una batalla importante en una guerra que ya estaba perdida de antemano.

Dura y sin concesiones, "Rififi" es una obra inolvidable maestra..


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