No termina de interesarme demasiado "Maps to the stars".
Desde luego "Maps to the stars" está mucho mejor que la anterior y horrible "Cosmópolis", pero definitivamente la carrera de David Cronenberg no atraviesa su mejor momento.
Y eso que la historia tiene muchos elementos como para que el resultado final sea más que interesante como todos los relatos que buscan contarnos cómo es Hollywood, la fábrica de sueños, por dentro.
De hecho, se trata de un tema recurrente éste que busca ofrecernos las miserias que se esconden tras un negocio que como parte de su mensaje marketiniano se concibe a sí mismo con una fábrica de sueños.
Sigue funcionando mostrar al espectador que quienes se esconden al otro lado de la pantalla blanca no son poéticos ángeles concentrados en la producción de la belleza del arte.
"Maps to the stars" abunda en este asunto y lo hace incluso desde su título con la inevitable mención aspiracional de las estrellas, pero lo hace sin demasiado criterio a la hora de plantear el exceso que inspira todo el relato.
Porque si algo hace "Maps to the stars" es petar la mirada del espectador de exceso; incestos, menores drogadictos, padres que no sienten nada por sus hijos, hermanos que se matan, mendacidad y, por supuesto, el suicidio como única escapatoria.
Y sigo diciendo que hay buenos mimbres; mimbres que manejados de una manera más sutil habrían hecho de "Maps to the stars" algo para recordar, pero, y sin embargo, lo que se produce es la mera y pura acumulación, un tour de force en el que el relato parece estar al servicio del exceso y no al revés, el exceso al servicio del relato para hacer de éste la historia oscura de un mundo histérico en medio de la nada.
El resultado es un relato histérico, sensacionalista, caricaturesco en el que el exceso tiene el efecto opuesto al que debería tener, afectando a la credibilidad de la propia historia.
"Menos es más" siempre ha sido un gran consejo.
Decepcionante y desaprovechada.
Desde luego "Maps to the stars" está mucho mejor que la anterior y horrible "Cosmópolis", pero definitivamente la carrera de David Cronenberg no atraviesa su mejor momento.
Y eso que la historia tiene muchos elementos como para que el resultado final sea más que interesante como todos los relatos que buscan contarnos cómo es Hollywood, la fábrica de sueños, por dentro.
De hecho, se trata de un tema recurrente éste que busca ofrecernos las miserias que se esconden tras un negocio que como parte de su mensaje marketiniano se concibe a sí mismo con una fábrica de sueños.
Sigue funcionando mostrar al espectador que quienes se esconden al otro lado de la pantalla blanca no son poéticos ángeles concentrados en la producción de la belleza del arte.
"Maps to the stars" abunda en este asunto y lo hace incluso desde su título con la inevitable mención aspiracional de las estrellas, pero lo hace sin demasiado criterio a la hora de plantear el exceso que inspira todo el relato.
Porque si algo hace "Maps to the stars" es petar la mirada del espectador de exceso; incestos, menores drogadictos, padres que no sienten nada por sus hijos, hermanos que se matan, mendacidad y, por supuesto, el suicidio como única escapatoria.
Y sigo diciendo que hay buenos mimbres; mimbres que manejados de una manera más sutil habrían hecho de "Maps to the stars" algo para recordar, pero, y sin embargo, lo que se produce es la mera y pura acumulación, un tour de force en el que el relato parece estar al servicio del exceso y no al revés, el exceso al servicio del relato para hacer de éste la historia oscura de un mundo histérico en medio de la nada.
El resultado es un relato histérico, sensacionalista, caricaturesco en el que el exceso tiene el efecto opuesto al que debería tener, afectando a la credibilidad de la propia historia.
"Menos es más" siempre ha sido un gran consejo.
Decepcionante y desaprovechada.
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