lunes, enero 12, 2015

Alabama Monroe

Es una película extraña "Alabama Monroe".

Situada en los Paises Bajos actuales cuenta la imposible historia de amor y muerte que viven un hombre y una mujer, Didier y Elise. Dos espíritus libres unidos por sus afinidades, los tatuajes y la música "bluegrass", pero cuya libertad colisionará con las limitaciones que las circunstancias y el destino les impondrán.

De alguna forma la eterna dialéctica lacaniana entre la realidad y lo real.

La realidad como ese espacio donde el interior se proyecta y las fantasías resultan visibles, perceptibles, para quien mira y lo real como aquello que se resiste a nuestras proyecciones, que no se deja moldear, que tiene su propio criterio, que se niega, que nos dice no, que nos mira.

En "Alabama Monroe" la realidad se convierte en real para sus dos protagonistas y el espectador asiste sobrecogido a un tremendo espectáculo de luto y perdida en el que nada puede quedar, ni siquiera los nombres, porque Didier terminará llamandose Monroe y Elise, Alabama.

Y la tragedia que se nos cuenta es precisamente la que sucede cuando lo real se impone a la realidad y no se deja reescribir, moldear.

Y el drama está en el dramático esfuerzo aniquilador que los dos protagonistas hacen, paradojicamente, por generar un escritura, por construir un sentido que permita ocultar con toneladas de palabras la evidencia incuestionable de eso que llamamos real.

La búsqueda de sentido presentada como una desesperada huida hacia delante que los dos protagonistas emprenden huyendo de la inevitabilidad incuestionable de lo real en busca de un espacio para la cordura.

La búsqueda de sentido no para conocer el mundo, para apropiarse de él, que suele ser el punto de vista tópico sobre el sentido, sino justo lo contrario, como delirio, como huida de algo que esencialmente es y será incomprensible.

Y a lo largo de ese proceso descubrirán que por salvarse nada podrán salvar, que esa aniquiladora huida lo que antes estaba unido, terminará separado para siempre.

Así, la historia que nos cuenta la película se convierte en la letra de una de esas canciones que ellos mismos cantan.

El circulo se cierra y, como ese azul cielo protector del que nos hablaba Paul Bowles, brillan las palabras para protegernos del verdadero y profundo sinsentido contra el que las prenunciamos, como quien enciende una hoguera en la noche buscando que la oscuridad no le alcance.

El complejo y nada tranquilizador misterio de lo humano una vez más presentado en su laberinto.

La vida es así de compleja para nosotros: no sólo se resiste a que la vivamos sino que además tiene sus propias ideas, nos quiere vivir.

Es una película extraña y muy interesante "Alabama Monroe".

Me gusta.


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