“La energía del vacío parece una contradictio in termini. El vacío es espacio vacío. Por definición está vacío, así que ¿cómo puede tener energía alguna? La respuesta está en la extrañeza que trae al mundo la mecánica cuántica, la extraña incertidumbre, la extraña granulación y la extraña agitación incesante. Incluso el espacio vacío tiene sus «agitaciones cuánticas». Los físicos teóricos están acostumbrados a considerar que el vacío está lleno de partículas que aparecen y desaparecen tan rápidamente que no podemos detectarlas en condiciones normales. Estas fluctuaciones del vacío son como un ruido de muy alta frecuencia que está mucho más allá de lo que el oído humano puede detectar. Pero las fluctuaciones del vacío tienen un efecto sobre los átomos que, como los perros, están mucho mejor sintonizados a las altas frecuencias. Los niveles precisos de energía del átomo de hidrógeno pueden medirse con exquisita precisión y los resultados son sensibles a la presencia del mar fluctuante de electrones y positrones en el vacío… Estas partículas cuánticas de corta vida que llenan el vacío se denominan partículas virtuales, pero sus efectos pueden ser muy reales. En concreto, hacen que el vacío tenga energía. El vacío no es el estado de energía cero. Es simplemente un estado de mínima energía”.
Pasión o sumisión: lo que el fútbol argentino enseña al Atleti
Hay una escena en la película argentina El secreto de sus ojos que me fascinó cuando la vi por primera vez. El investigador busca a un asesino desaparecido y su amigo Sandoval le dice una frase que se me quedó grabada: “El tipo puede cambiar de casa, de nombre, de trabajo… pero nunca va a cambiar de pasión” . Entonces lo entendí como algo bello: la pasión como raíz firme de identidad, una fidelidad que sobrevive al miedo y al tiempo. Me conmovió pensar que algo así podía definirnos para siempre. Pero, con los años, empecé a mirar de otro modo esa fidelidad absoluta. Soy simpatizante del Atlético de Madrid y no soy un buen aficionado según los estándares actuales. Hay cosas que veo, no me gustan y lo digo. He visto cómo, a lo largo de la última década, la relación entre la afición y el equipo ha cambiado. Con la llegada de Diego Simeone , el club consolidó un relato que exalta la entrega sin condiciones: luchar, sufrir, creer hasta el final. Ese discurso, que al principio unió a la hi...
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