Y no sólo un sacerdote, también un socialista…
“Un sacerdote opulento es un contrasentido. El sacerdote tiene que estar cerca de los pobres. Ahora bien, ¿es acaso posible estar, de día y de noche, en contacto con todos los desamparos, con todos los infortunios, con todas las indigencias sin llevar encima algo de esta santa miseria, como se lleva encima el polvo del trabajo? ¿Es concebible que un hombre que esté junto a una hoguera no tenga calor? ¿Es concebible que un obrero trabaje continuamente en un horno y no tenga ni un cabello quemado, ni una uña ensangrentada, ni una gota de sudor, ni una mota de ceniza en la cara?”
“Un sacerdote opulento es un contrasentido. El sacerdote tiene que estar cerca de los pobres. Ahora bien, ¿es acaso posible estar, de día y de noche, en contacto con todos los desamparos, con todos los infortunios, con todas las indigencias sin llevar encima algo de esta santa miseria, como se lleva encima el polvo del trabajo? ¿Es concebible que un hombre que esté junto a una hoguera no tenga calor? ¿Es concebible que un obrero trabaje continuamente en un horno y no tenga ni un cabello quemado, ni una uña ensangrentada, ni una gota de sudor, ni una mota de ceniza en la cara?”
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