Antes de
Marx…
“En
primer lugar Sismondi notó que la libre competencia no producía la armonía de
intereses que proclamaba la teoría liberal, sino la concentración de la riqueza
en manos de unos pocos.
Según los liberales, un nuevo invento, por ejemplo,
sólo significa beneficios extraordinarios para un empresario durante un periodo
limitado de tiempo, porque pronto sería imitado por los demás. Sismondi , en
cambio, considera que un nuevo invento suele conllevar la ruina de los demás
competidores, la fortuna del empresario que lo usa por primera vez y, por lo
tanto, la progresiva concentración del capital y el principio del monopolio. Éste
es el comienzo del exceso de producción y el origen de las crisis económicas,
que Sismondi empieza a considerar congénitas al capitalismo.
El empresario no
desea empobrecer a sus obreros, pero se encuentra inserto en un sistema de
competencia abierta con los demás empresarios, en el que su supervivencia y
prosperidad personales dependen de la eliminación de los otros competidores.
El
empobrecimiento de los obreros no se debe a la rapacidad del dueño sino que
éste, como empresario, para poder competir, tiene que pagar los salarios mas
reducidos posibles, de modo que el precio de sus productos sea más bajo y el
margen de beneficios elevado.
Este sistema es evidentemente inhumano, dice Sismondi. Las instituciones tienen que estar al servicio del hombre y no viceversa.
Este sistema es evidentemente inhumano, dice Sismondi. Las instituciones tienen que estar al servicio del hombre y no viceversa.
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