Algunas reflexiones tras una lectura del Barometro del CIS:
1.
La distancia en voto directo de Podemos con respecto a PP y PSOE crece, escribo de memoria, con cada barómetro. Ahora le separan casi siete puntos del PSOE (6,9) y 6,4 del PP.
Lo interesante de eso es siendo un 22% el porcentaje de indecisos la suma de esas diferencias porcentuales ya superan el 50% lo que quiere decir que sólo para poder empatar a Podemos más del 50% de los que ahora se declaran indecisos deberían decantarse por uno de los dos partidos en lugar de abstenerse, votar en blanco o a otros partidos incluyendo a Podemos.
De esto también se deduce que cuanto mayor sea esa distancia más probabilidades tiene el voto directo de reflejar la realidad, haciendo irrelevante la intención de voto.
2
Por otro lado, y aunque las distancias son mas cortas, Podemos también domina en el voto + simpatía. Es decir, la expresión de la simpatía no tiene un efecto corrector lo suficientemente relevante como para poner a la par a socialistas y populares respecto a Podemos.
Este dato unido al crecimiento de la distancia en voto directo debería darnos un pista sobre el posible peso que los indecisos puedan tener para reducir las distancias de los partidos del régimen.
En este sentido es oro la expresión de la indecisión en voto directo cruzada por la simpatía.
3
Insisto en el tema de la sobrerepresentación uno de los grandes sesgos de la estadística. Así, todos los cocinados basados en históricos sirven para ayudar predecir resultados futuros basados en dinámicas de estabilidad.
No son igual de eficaces para averiguar el impacto y la influencia de fenómenos disruptivos como Podemos.
Considero que la mejor y bienintencionada de las recetas tenderá siempre a sobrerepresentar a PP y PSOE por lo que en los resultados de intención de voto Podemos con toda seguridad está infrarepresentado.
4
Además, y mientras Podemos crece de manera sostenida y todavía no se conoce su techo, los otros dos partidos se mantienen en subidas y bajadas en torno a sus peores resultados demoscópicos sin que se detecte todavía un despegue que los coloque en otra situación.
Tal y como comenta Carolina Bescansa, de mantenerse este crecimiento sostenido, la distancia de Podemos con respecto a sus competidores tenderá a crecer haciendo cada vez más irrelevante el peso secreto de los indecisos y obligando a PP y PSOE a tener que arrebatarle votantes directamente a otros partidos y al propio Podemos.
5.
Por otro lado, Podemos es el preferido entre los votantes sin ideología o que se definen de centro, es decir, ese centro por el que PP y PSOE se pelean por ganar.
6
Añado el giro hacia lo social en las preocupaciones de los españoles.
Sólo un raquitico 1,1 de los entrevistados consideran el terrorismo como un problema esencial, siendo los tres primeros: el paro, la corrupción y los problemas económicos.
Posteriormente aparecen los politicos como problema seguidos de la sanidad y la educación,
La escenificación del Pacto Antiterrorista muestra lo poco que el PP y el PSOE están entendiendo la nueva situación y este viejunismo en absoluta garantiza que puedan pelear de verdad por esos votantes ya decididos con Podemos.
Ese pacto para empezar debiera haber sido contra el paro, la corrupción o a favor de la sanidad y la educación.
Así, la conexión con los votantes es imposible.
Fenómenos como este pacto no hacen que poner una vez más en obra el hecho de la política convertida en una actividad que tiene su propia lógica, una lógica paralela a las necesidades de la sociedad a la que se supone que sirven.
7
Y luego está Ciudadanos.
Si el PSOE cuenta con competidores que le están arañando los votantes inquietos y/o ilustrados, la formación de Albert Rivera puede quebrar el monolitismo de la derecha arrebatando al PP un punto o dos de esos votantes de calidad, porcentajes que pudieran ser decisivos pese a su pequeñez.
1.
La distancia en voto directo de Podemos con respecto a PP y PSOE crece, escribo de memoria, con cada barómetro. Ahora le separan casi siete puntos del PSOE (6,9) y 6,4 del PP.
Lo interesante de eso es siendo un 22% el porcentaje de indecisos la suma de esas diferencias porcentuales ya superan el 50% lo que quiere decir que sólo para poder empatar a Podemos más del 50% de los que ahora se declaran indecisos deberían decantarse por uno de los dos partidos en lugar de abstenerse, votar en blanco o a otros partidos incluyendo a Podemos.
De esto también se deduce que cuanto mayor sea esa distancia más probabilidades tiene el voto directo de reflejar la realidad, haciendo irrelevante la intención de voto.
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Por otro lado, y aunque las distancias son mas cortas, Podemos también domina en el voto + simpatía. Es decir, la expresión de la simpatía no tiene un efecto corrector lo suficientemente relevante como para poner a la par a socialistas y populares respecto a Podemos.
Este dato unido al crecimiento de la distancia en voto directo debería darnos un pista sobre el posible peso que los indecisos puedan tener para reducir las distancias de los partidos del régimen.
En este sentido es oro la expresión de la indecisión en voto directo cruzada por la simpatía.
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Insisto en el tema de la sobrerepresentación uno de los grandes sesgos de la estadística. Así, todos los cocinados basados en históricos sirven para ayudar predecir resultados futuros basados en dinámicas de estabilidad.
No son igual de eficaces para averiguar el impacto y la influencia de fenómenos disruptivos como Podemos.
Considero que la mejor y bienintencionada de las recetas tenderá siempre a sobrerepresentar a PP y PSOE por lo que en los resultados de intención de voto Podemos con toda seguridad está infrarepresentado.
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Además, y mientras Podemos crece de manera sostenida y todavía no se conoce su techo, los otros dos partidos se mantienen en subidas y bajadas en torno a sus peores resultados demoscópicos sin que se detecte todavía un despegue que los coloque en otra situación.
Tal y como comenta Carolina Bescansa, de mantenerse este crecimiento sostenido, la distancia de Podemos con respecto a sus competidores tenderá a crecer haciendo cada vez más irrelevante el peso secreto de los indecisos y obligando a PP y PSOE a tener que arrebatarle votantes directamente a otros partidos y al propio Podemos.
5.
Por otro lado, Podemos es el preferido entre los votantes sin ideología o que se definen de centro, es decir, ese centro por el que PP y PSOE se pelean por ganar.
6
Añado el giro hacia lo social en las preocupaciones de los españoles.
Sólo un raquitico 1,1 de los entrevistados consideran el terrorismo como un problema esencial, siendo los tres primeros: el paro, la corrupción y los problemas económicos.
Posteriormente aparecen los politicos como problema seguidos de la sanidad y la educación,
La escenificación del Pacto Antiterrorista muestra lo poco que el PP y el PSOE están entendiendo la nueva situación y este viejunismo en absoluta garantiza que puedan pelear de verdad por esos votantes ya decididos con Podemos.
Ese pacto para empezar debiera haber sido contra el paro, la corrupción o a favor de la sanidad y la educación.
Así, la conexión con los votantes es imposible.
Fenómenos como este pacto no hacen que poner una vez más en obra el hecho de la política convertida en una actividad que tiene su propia lógica, una lógica paralela a las necesidades de la sociedad a la que se supone que sirven.
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Y luego está Ciudadanos.
Si el PSOE cuenta con competidores que le están arañando los votantes inquietos y/o ilustrados, la formación de Albert Rivera puede quebrar el monolitismo de la derecha arrebatando al PP un punto o dos de esos votantes de calidad, porcentajes que pudieran ser decisivos pese a su pequeñez.
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