"La frontera entre el hielo sólido y el agua líquida (o entre el vapor
y el agua) se denomina una pared de dominio. Es como una membrana
entre las dos fases diferentes.85 De hecho, la pared de dominio
tiene sus propiedades características, por ejemplo, la tensión
superficial que trata de contraer la burbuja. Otro ejemplo de una
pared de dominio es la frontera entre el agua ordinaria y el aire.
Cuando era pequeño me fascinaba el truco de hacer flotar un alfiler
de acero en la superficie del agua en un vaso. La frontera de
dominio que separa aire y agua es como una piel estirada sobre el
líquido. Tiene tensión superficial y, realmente, tiene que ser
perforada para que un objeto penetre en ella."
Pasión o sumisión: lo que el fútbol argentino enseña al Atleti
Hay una escena en la película argentina El secreto de sus ojos que me fascinó cuando la vi por primera vez. El investigador busca a un asesino desaparecido y su amigo Sandoval le dice una frase que se me quedó grabada: “El tipo puede cambiar de casa, de nombre, de trabajo… pero nunca va a cambiar de pasión” . Entonces lo entendí como algo bello: la pasión como raíz firme de identidad, una fidelidad que sobrevive al miedo y al tiempo. Me conmovió pensar que algo así podía definirnos para siempre. Pero, con los años, empecé a mirar de otro modo esa fidelidad absoluta. Soy simpatizante del Atlético de Madrid y no soy un buen aficionado según los estándares actuales. Hay cosas que veo, no me gustan y lo digo. He visto cómo, a lo largo de la última década, la relación entre la afición y el equipo ha cambiado. Con la llegada de Diego Simeone , el club consolidó un relato que exalta la entrega sin condiciones: luchar, sufrir, creer hasta el final. Ese discurso, que al principio unió a la hi...

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