"Hay una diferencia frustrante entre el mecanismo biológico o planetario
y la inflación eterna que puebla el paisaje. En los dos
primeros casos, podemos observar directamente los resultados del
prolífico mecanismo de creación. Vemos la diversidad de bioformas
a nuestro alrededor. Los objetos astronómicos son algo más difíciles
de observar, pero incluso sin telescopios podemos ver planetas,
lunas y estrellas. Pero el enorme mar de universos de bolsillo
creados por la inflación eterna está oculto tras nuestro horizonte de
sucesos cósmico. El problema es, por supuesto, la velocidad límite de
Einstein. Si pudiéramos superar la velocidad de la luz, no habría
ningún problema en viajar a universos de bolsillo lejanos y volver.
Podríamos navegar por el megaverso entero. Pero, ¡ay!, perforar un
agujero de gusano a través del espacio hasta un universo de bolsillo
lejano es una fantasía que viola principios fundamentales de la
física. La existencia de otros universos de bolsillo sigue y seguirá
siendo una conjetura, pero una conjetura con poder explicativo."
Pasión o sumisión: lo que el fútbol argentino enseña al Atleti
Hay una escena en la película argentina El secreto de sus ojos que me fascinó cuando la vi por primera vez. El investigador busca a un asesino desaparecido y su amigo Sandoval le dice una frase que se me quedó grabada: “El tipo puede cambiar de casa, de nombre, de trabajo… pero nunca va a cambiar de pasión” . Entonces lo entendí como algo bello: la pasión como raíz firme de identidad, una fidelidad que sobrevive al miedo y al tiempo. Me conmovió pensar que algo así podía definirnos para siempre. Pero, con los años, empecé a mirar de otro modo esa fidelidad absoluta. Soy simpatizante del Atlético de Madrid y no soy un buen aficionado según los estándares actuales. Hay cosas que veo, no me gustan y lo digo. He visto cómo, a lo largo de la última década, la relación entre la afición y el equipo ha cambiado. Con la llegada de Diego Simeone , el club consolidó un relato que exalta la entrega sin condiciones: luchar, sufrir, creer hasta el final. Ese discurso, que al principio unió a la hi...

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