La secuela siempre fue el camino más corto para conseguir el éxito en una industria de alta capitalización como el cine donde el retorno de la ganancia es esencial.
En un principio, la estrategia para producir la secuela se redujo al tema, a la repetición de los mismos personajes sometidos a una prolongación de la trama o a los mismos personajes sometidos a una misma situación, pero la tecnología empieza a permitir a la industria una nueva y prometedora variante: hacerlo mejor desde el punto de vista técnico y visual.
En este contexto hay que entender "Jurassic World".
Veinte años después la técnica ha avanzado una barbaridad y es posible hacer mejores y más realistas efectos especiales que enriquezcan un producto que precisamente basó su atractivo en el grado de avance de lo digital
Y si algo se esfuerza en mostrar "Jurassic World" es precisamente éso.
Todo lo demás se mantiene constante.
Porque "Jurassic World" reproduce al pie de la letra ese aroma a película robotizada tan de los noventas, de espectáculo tan confiadamente amparado en el poder encantador de los efectos digitales sobre la mirada del espectador que se podía permitir e lujo de olvidar todo lo demás. especialmente de la historia.
Y si bien es cierto que esa estrategia funcionó durante un tiempo, no es menos verdadero que esa ciega confianza en el poder de lo técnico ha terminado perjudicando a los productos cinematográficos, reduciéndolos a la condición de muy caros y tecnológicos espectáculos de feria.
En este sentido, "Jurassic World" tiene un punto viejuno que no me gusta nada.
Todo resulta demasiado manido y sumario, evidente y mil veces visto.
Después de haber visto blockbusters como "Mad Max" o "Tomorrowland", que buscan dar más de lo mismo pero de una manera diferente, recurriendo a lo estratégico de la historia y no a lo táctico de lo técnico, detecto una diferencia en contra de "Jurassic World".
Detecto el futuro en aquellas y el pasado en ésta.
Me disgusta la pereza que trasluce su argumento, la enésima revisión del ya demasiado visto infantilismo spilberiano basado en los buenos y nobles sentimientos que nacen dentro de esa picadora de carne llamada "familia". Basado también en el juego de roles antediluviano que asignan al hombre y a la mujer los mismos papeles dentro de la historia; ella plantea los problemas y el los resuelve (y sin embargo termina queriéndola)... y unas cuantas cosas más de esta índole empezando por el malvado sin escrúpulos y terminando por el irresponsable potentado.
Todo visto un millón de veces... y lo que es peor contado un millón de veces sin el cariño necesario, convertido en el mero soporte estructural de un vehículo narrativo hecho para otra cosa distinta a la de contar una historia: epatar a golpes de imágenes que ni siquiera son poderosas, que sólo sorprenden una vez porque no hay ninguna energía interna que las justifique.
Por esto mismo, dentro de un par de años, podríamos volver a ver sin ningún problema una nueva copia de "Jurassic World".
Quizá los dinosaurios puedan moverse por entre las butacas.
Lo respeto pero no es mi clase de cine.
Viejuna.
En un principio, la estrategia para producir la secuela se redujo al tema, a la repetición de los mismos personajes sometidos a una prolongación de la trama o a los mismos personajes sometidos a una misma situación, pero la tecnología empieza a permitir a la industria una nueva y prometedora variante: hacerlo mejor desde el punto de vista técnico y visual.
En este contexto hay que entender "Jurassic World".
Veinte años después la técnica ha avanzado una barbaridad y es posible hacer mejores y más realistas efectos especiales que enriquezcan un producto que precisamente basó su atractivo en el grado de avance de lo digital
Y si algo se esfuerza en mostrar "Jurassic World" es precisamente éso.
Todo lo demás se mantiene constante.
Porque "Jurassic World" reproduce al pie de la letra ese aroma a película robotizada tan de los noventas, de espectáculo tan confiadamente amparado en el poder encantador de los efectos digitales sobre la mirada del espectador que se podía permitir e lujo de olvidar todo lo demás. especialmente de la historia.
Y si bien es cierto que esa estrategia funcionó durante un tiempo, no es menos verdadero que esa ciega confianza en el poder de lo técnico ha terminado perjudicando a los productos cinematográficos, reduciéndolos a la condición de muy caros y tecnológicos espectáculos de feria.
En este sentido, "Jurassic World" tiene un punto viejuno que no me gusta nada.
Todo resulta demasiado manido y sumario, evidente y mil veces visto.
Después de haber visto blockbusters como "Mad Max" o "Tomorrowland", que buscan dar más de lo mismo pero de una manera diferente, recurriendo a lo estratégico de la historia y no a lo táctico de lo técnico, detecto una diferencia en contra de "Jurassic World".
Detecto el futuro en aquellas y el pasado en ésta.
Me disgusta la pereza que trasluce su argumento, la enésima revisión del ya demasiado visto infantilismo spilberiano basado en los buenos y nobles sentimientos que nacen dentro de esa picadora de carne llamada "familia". Basado también en el juego de roles antediluviano que asignan al hombre y a la mujer los mismos papeles dentro de la historia; ella plantea los problemas y el los resuelve (y sin embargo termina queriéndola)... y unas cuantas cosas más de esta índole empezando por el malvado sin escrúpulos y terminando por el irresponsable potentado.
Todo visto un millón de veces... y lo que es peor contado un millón de veces sin el cariño necesario, convertido en el mero soporte estructural de un vehículo narrativo hecho para otra cosa distinta a la de contar una historia: epatar a golpes de imágenes que ni siquiera son poderosas, que sólo sorprenden una vez porque no hay ninguna energía interna que las justifique.
Por esto mismo, dentro de un par de años, podríamos volver a ver sin ningún problema una nueva copia de "Jurassic World".
Quizá los dinosaurios puedan moverse por entre las butacas.
Lo respeto pero no es mi clase de cine.
Viejuna.
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