Para hacer este viaje no eran necesarias tantas alforjas.
Para firmar el rescate más duro de la historia de los rescates no era necesario alcanzar el poder diciendo a su pueblo exactamente lo contrario.
Este fin de semana, la nueva política europea, la que dice estar del lado de la gente, se ha hecho el hara-kiri con el mundo entero como espectador.
Y lo peor no es que los políticos de la Unión Europea exhibieran su más que evidente ramalazo fascista, lo peor -seamos autocríticos- es la disolución como un azucarillo de un gobierno griego que siempre fue de farol, que nunca tuvo un plan B y si lo tuvo no ha tenido el valor de llevarlo a la práctica siguiendo la voluntad de todos aquellos que le han votado.
Una lástima y también un imperdonable crimen para todos aquellos que votaron NO en el referendum de hace una semana,
Tsipras ha dejado a los griegos sin esperanza.
Los acreedores van a despojarles de lo material, pero van a ser sus propios compatriotas quienes van a despojar a los griegos de lo espiritual.
Tsipras va a dejar Grecia como un solar.
En apenas una semana, Tsipras ha caído desde lo más alto hasta lo más bajo, hasta firmar el rescate más duro de la historia de los rescates griegos, un rescate que Grecia tampoco podrá pagar dado que, como el propio Tsipras argumentaba, la austeridad no funciona.
El salvador de Grecia ha sido su traidor firmando este rescate que con el tiempo se revelará catastrófico porque la austeridad por sí sola no es suficiente para generar la suficiente riqueza como para pagar la deuda.
Tsipras ha ido siempre de farol, sin trabajarse realmente un plan B, comportándose de acuerdo con ese estereotipo del griego embaucador que campa por los periódicos alemanes, comprometiendo a su pueblo en un referendum y tras obtener su respaldo abandonarlo.
Pero, y con todo, lo peor es que vivimos en un mundo tan loco que el comportamiento desviado se ha convertido en la base del sentido de común desde el que las personas juzgan y valoran las situaciones.
El sentido de la justicia y el respeto por las personas, lo humanistico, se ha convertido en una corriente minoritaria de opinión.
Ya decía el veterano Manolis Glezos que seria un desastre dejar desvanecer las esperanzas... pues bien, el desastre ha llegado.
Tsipras es un político más, un maldito oportunista sin alma. Pensando lo que parece que pensaba a tenor de su discurso, no es posible que pueda creer que este acuerdo sea bueno para Grecia.
Sólo puede pensar que es bueno para él.
Esta es la verdad.
Para firmar el rescate más duro de la historia de los rescates no era necesario alcanzar el poder diciendo a su pueblo exactamente lo contrario.
Este fin de semana, la nueva política europea, la que dice estar del lado de la gente, se ha hecho el hara-kiri con el mundo entero como espectador.
Y lo peor no es que los políticos de la Unión Europea exhibieran su más que evidente ramalazo fascista, lo peor -seamos autocríticos- es la disolución como un azucarillo de un gobierno griego que siempre fue de farol, que nunca tuvo un plan B y si lo tuvo no ha tenido el valor de llevarlo a la práctica siguiendo la voluntad de todos aquellos que le han votado.
Una lástima y también un imperdonable crimen para todos aquellos que votaron NO en el referendum de hace una semana,
Tsipras ha dejado a los griegos sin esperanza.
Los acreedores van a despojarles de lo material, pero van a ser sus propios compatriotas quienes van a despojar a los griegos de lo espiritual.
Tsipras va a dejar Grecia como un solar.
En apenas una semana, Tsipras ha caído desde lo más alto hasta lo más bajo, hasta firmar el rescate más duro de la historia de los rescates griegos, un rescate que Grecia tampoco podrá pagar dado que, como el propio Tsipras argumentaba, la austeridad no funciona.
El salvador de Grecia ha sido su traidor firmando este rescate que con el tiempo se revelará catastrófico porque la austeridad por sí sola no es suficiente para generar la suficiente riqueza como para pagar la deuda.
Tsipras ha ido siempre de farol, sin trabajarse realmente un plan B, comportándose de acuerdo con ese estereotipo del griego embaucador que campa por los periódicos alemanes, comprometiendo a su pueblo en un referendum y tras obtener su respaldo abandonarlo.
Pero, y con todo, lo peor es que vivimos en un mundo tan loco que el comportamiento desviado se ha convertido en la base del sentido de común desde el que las personas juzgan y valoran las situaciones.
El sentido de la justicia y el respeto por las personas, lo humanistico, se ha convertido en una corriente minoritaria de opinión.
Ya decía el veterano Manolis Glezos que seria un desastre dejar desvanecer las esperanzas... pues bien, el desastre ha llegado.
Tsipras es un político más, un maldito oportunista sin alma. Pensando lo que parece que pensaba a tenor de su discurso, no es posible que pueda creer que este acuerdo sea bueno para Grecia.
Sólo puede pensar que es bueno para él.
Esta es la verdad.
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