No me preocupa tanto lo que escriba cierta prensa o digan los políticos sobre las vacaciones de la alcaldesa de Madrid.
Ya no espero nada ni de la prensa ni de los políticos.
Lo que me preocupa es el hecho incontrovertible de que sus argumentos imposibles, que no resisten el menor esfuerzo de pensamiento, calen entre la gente y una tarde tenga que compartir un café con alguna recién lavada y bien vestida bestia que haya hechos suyos semejantes planteamientos.
Me preocupa la alarmante falta de criterio, una alarmante falta de criterio que empieza a convertir a las personas en terminales mediáticas y que transforma el pensamiento en el mero recuerdo memorístico de consignas.
Y este es un mecanismo de control social eminentemente totalitario que sólo es posible cuando las personas por incapacidad renuncian a los inconvenientes de la individualidad, uno de los cuales con toda seguridad es no comprender y discrepar.
Vivimos en una realidad mucho más totalitaria de lo que parece y cada vez lo es más.
Ya no espero nada ni de la prensa ni de los políticos.
Lo que me preocupa es el hecho incontrovertible de que sus argumentos imposibles, que no resisten el menor esfuerzo de pensamiento, calen entre la gente y una tarde tenga que compartir un café con alguna recién lavada y bien vestida bestia que haya hechos suyos semejantes planteamientos.
Me preocupa la alarmante falta de criterio, una alarmante falta de criterio que empieza a convertir a las personas en terminales mediáticas y que transforma el pensamiento en el mero recuerdo memorístico de consignas.
Y este es un mecanismo de control social eminentemente totalitario que sólo es posible cuando las personas por incapacidad renuncian a los inconvenientes de la individualidad, uno de los cuales con toda seguridad es no comprender y discrepar.
Vivimos en una realidad mucho más totalitaria de lo que parece y cada vez lo es más.
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