A finales de la década de los cincuentas del siglo pasado, una nueva generación de jóvenes europeos buscaban ir más allá en las posibilidades del cine como lenguaje y modalidad de expresión artística.
Fue entonces cuando empezaron a aparecer movimientos como la "nouvelle vague" francesa o el "free cinema" inglés.
Los propósitos eran varios pero, y entre otras cosas, se trataba de acercar el cine como medio de expresión al arte pero también a la realidad alejándole del cartón piedra de los estudios.
No obstante, y para mi gusto, es en Estados Unidos donde se da unos de los ejemplos más puros de esa nueva actitud hacia el cine como medio de expresión.
En la costa Este, y desde Nueva York, John Cassavetes filma en 1959 "Shadows" proponiendo una nueva manera de entender el cine dentro del mismo país que es el origen de esa industria cinematográfica cuyos planteamientos encorsetados y empaquetadores se buscaba superar.
Porque "Shadows" lo tiene todo.
Ofrece una clara aproximación a esa realidad que existía fuera de las salas de cine, pero también mostrando esa realidad en una clave artística y contracultural.
La Nueva York de finales de la década de los cincuentas respira, viva, a través del magnífico blanco y negro filmado por Cassavetes, pero, y al mismo tiempo, el grupo de amigos que protagonizan la película bien pudieran ser un ejemplo de esa generación beatnik y contracultural que desafió el orden establecido de las cosas con planteamientos nómadas y ausentes de ningún compromiso que no tuviera nada que ver con el sistemático agotamiento de las posibilidades ofrecidas por la propia juventud.
Claramente, todos los personajes están en "On The Road" en "Shadows" aunque la mayoría no salgan de la ciudad de Nueva York.
Porque si algo abunda en "Shadows" es el deseo de vivir que cada personaje expresa a su manera, de acuerdo con su carácter, de forma más o menos constructiva, pero siempre con un vigor lapidario, incontestable, directamente relacionado con una fuerza de voluntad intacta, pura juventud, que el tiempo aún no ha dañado.
Aunque han pasado casi 60 años, "Shadows" sigue siendo una película joven, que perfectamente expresa el deseo de juventud que esa nueva generación quiso para el cine.
"Shadows" no es una película perfecta, pero da igual.
Propone un feeling con el que conectar.
Es puro jazz en imágenes.
Y aunque la música es de Charlie Mingus, yo la veo más como un solo de saxo de John Coltrane.
Imprescindible.
Fue entonces cuando empezaron a aparecer movimientos como la "nouvelle vague" francesa o el "free cinema" inglés.
Los propósitos eran varios pero, y entre otras cosas, se trataba de acercar el cine como medio de expresión al arte pero también a la realidad alejándole del cartón piedra de los estudios.
No obstante, y para mi gusto, es en Estados Unidos donde se da unos de los ejemplos más puros de esa nueva actitud hacia el cine como medio de expresión.
En la costa Este, y desde Nueva York, John Cassavetes filma en 1959 "Shadows" proponiendo una nueva manera de entender el cine dentro del mismo país que es el origen de esa industria cinematográfica cuyos planteamientos encorsetados y empaquetadores se buscaba superar.
Porque "Shadows" lo tiene todo.
Ofrece una clara aproximación a esa realidad que existía fuera de las salas de cine, pero también mostrando esa realidad en una clave artística y contracultural.
La Nueva York de finales de la década de los cincuentas respira, viva, a través del magnífico blanco y negro filmado por Cassavetes, pero, y al mismo tiempo, el grupo de amigos que protagonizan la película bien pudieran ser un ejemplo de esa generación beatnik y contracultural que desafió el orden establecido de las cosas con planteamientos nómadas y ausentes de ningún compromiso que no tuviera nada que ver con el sistemático agotamiento de las posibilidades ofrecidas por la propia juventud.
Claramente, todos los personajes están en "On The Road" en "Shadows" aunque la mayoría no salgan de la ciudad de Nueva York.
Porque si algo abunda en "Shadows" es el deseo de vivir que cada personaje expresa a su manera, de acuerdo con su carácter, de forma más o menos constructiva, pero siempre con un vigor lapidario, incontestable, directamente relacionado con una fuerza de voluntad intacta, pura juventud, que el tiempo aún no ha dañado.
Aunque han pasado casi 60 años, "Shadows" sigue siendo una película joven, que perfectamente expresa el deseo de juventud que esa nueva generación quiso para el cine.
"Shadows" no es una película perfecta, pero da igual.
Propone un feeling con el que conectar.
Es puro jazz en imágenes.
Y aunque la música es de Charlie Mingus, yo la veo más como un solo de saxo de John Coltrane.
Imprescindible.
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