miércoles, octubre 07, 2015

Birdman

Revisando por segunda vez "Birdman" el nombre de Kurt Vonnegut no se me va de la cabeza.

Sin duda la idea que vertebra la película es algo que al gran pope de la contracultura norteamericana bien hubiera podido cruzar por su cabeza y también con toda seguridad estoy convencido de que Vonnegut habría sido capaz de desarrollarla con más rotundidad y talento puesto que hay un cierto contrasentido en el hecho de que lo contracultural se vehicule en un producto con aspiraciones mayoritarias.

Y bien pensado también puede ser la reducción al absurdo de una dominación completa, de una derrota total precisamente de todo aquello que significaba lo contracultural.

En cualquier caso, y pareciendo esta una estimulante línea de pensamiento, no voy a ir por ahí. Prefiero quedarme en la idea de "Birdman" como sátira excesiva sobre los rigores y las exigencias del éxito.

En este sentido, "Birdman" se me antoja mucho más que una película de esas del cine dentro del cine. Se trata de una historia del arte dentro del arte entendido este como producto de consumo.

Así, su protagonista, Riggan Thomson, es la excesiva y satirica encarnación de ese individuo a la desesperada búsqueda del éxito que ahora cada artista mainstream es.

Y la película nos cuenta, sin perder detalle, en perfectos planos-secuencia, ese agónico y desesperado viaje cuyo destino es continuar ahí, esta vez intentando

Creo por eso Vonnegut con esa precisa mirada quirúrgica que, usando el bisturí de la ironía, era capaz de desentrañar el loco misterio de nuestro mundo, hubiera disfrutado "Birdman".

Una cara nueva bien vale su precio a cambio de ese tan deseado trofeo que es el éxito.

Todo es posible ya para ese superhombre en que Riggan Thompson se ha convertido.

Incluso volar.

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