Seis años ha tardado en regresar Alejandro Amenabar, uno de los directores más internacionales del cine español.
Tras el sonoro fracaso de "Agora", una película para mi gusto que hay que recuperar, Amenabar vuelve a su zona de confortabilidad, al thriller para presentarnos una historia que se pretende oscura y desasosegadora sobre las sectas satánicas.
Pero desgraciadamente el resultado deja demasiado que desear.
En este sentido, "Regresión" tiene la difícil propiedad de decepcionar al espectador varias veces durante su desarrollo.
Por un lado, y en su primera parte, la historia de la investigación del detective Kenner no está a la altura de su planteamiento cayendo enseguida en una serie de lugares comunes, mil y unas veces vistos, componiendo una suerte de Frankenstein narrativo que nunca resulta ni demasiado inquietante ni demasiado interesante.
Por otro, el "loco" giro final que convierte a la previsible historia en una historia de denuncia resulta esencialmente atrabiliario por no estar sustentado nada que más por la voluntad del director y guionista por sorprender al espectador.
El problema es que el mencionado giro se vuelve en contra de la película convirtiendo muchos momentos de la misma en momentos tramposos, claramente injustificables a la luz de lo que finalmente se quiere contar al espectador.
En definitiva, la película no se sostiene como concepto y lo peor es que viendo la película tuve la impresión de que los actores lo saben y lo materializan en una importante falta de convicción a la hora de encarar sus personajes.
Y este es el gran error porque ese giro final no suma sino que resta, teniendo el que escribe la incómoda impresión de que contradice y desautoriza todo lo que ha visto anteriormente.
Desgraciado regreso desangelado el de Alejandro Amenabar.
Tras el sonoro fracaso de "Agora", una película para mi gusto que hay que recuperar, Amenabar vuelve a su zona de confortabilidad, al thriller para presentarnos una historia que se pretende oscura y desasosegadora sobre las sectas satánicas.
Pero desgraciadamente el resultado deja demasiado que desear.
En este sentido, "Regresión" tiene la difícil propiedad de decepcionar al espectador varias veces durante su desarrollo.
Por un lado, y en su primera parte, la historia de la investigación del detective Kenner no está a la altura de su planteamiento cayendo enseguida en una serie de lugares comunes, mil y unas veces vistos, componiendo una suerte de Frankenstein narrativo que nunca resulta ni demasiado inquietante ni demasiado interesante.
Por otro, el "loco" giro final que convierte a la previsible historia en una historia de denuncia resulta esencialmente atrabiliario por no estar sustentado nada que más por la voluntad del director y guionista por sorprender al espectador.
El problema es que el mencionado giro se vuelve en contra de la película convirtiendo muchos momentos de la misma en momentos tramposos, claramente injustificables a la luz de lo que finalmente se quiere contar al espectador.
En definitiva, la película no se sostiene como concepto y lo peor es que viendo la película tuve la impresión de que los actores lo saben y lo materializan en una importante falta de convicción a la hora de encarar sus personajes.
Y este es el gran error porque ese giro final no suma sino que resta, teniendo el que escribe la incómoda impresión de que contradice y desautoriza todo lo que ha visto anteriormente.
Desgraciado regreso desangelado el de Alejandro Amenabar.
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