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Al final, si te descuidas
acabas muriendo en tierra extraña,
lejos de ti,
enterrado bajo el peso de mil murallas;
confinado dentro de una forma
que a sólo a duras penas,
y tras mucho esfuerzo,
dices ser tú;
esperando que fieles,
como un espejo,
los otros te devuelvan el artificio
que envuelve con mayor o menor destreza
tu esencial dudar
convertido en el aéreo volar
de una incontrovertible certeza
que te hace ser visible,
estar presente,
contar.

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