“Los miembros del flamante bloque soviético y la propia Unión Soviética se recuperaron muy rápidamente de los daños de la guerra. En 1950 la producción industrial soviética era casi el doble que en 1945 y estaba muy por encima de los niveles de preguerra. Pese a los serios problemas agrícolas, el nivel de vida parecía haber recuperado la cota perdida durante la guerra y la reconstrucción. Lo mismo se podía decir de Europa Oriental, donde la producción industrial de todos y cada uno de los países superaba en 1949 los niveles de entreguerras.
La planificación centralizada ya no era una extraña peculiaridad soviética sino una alternativa a escala mundial al capitalismo de mercado… Ahora cientos de millones de habitantes de las colonias y naciones recientemente independizadas como la India podian examinar las diferencias entre el socialismo centralmente planificado y el capitalismo de mercado para ver cuál se adecuaba mejor a su situación.
Hasta entonces la división principal del mundo había sido la que existía entre países industrializados ricos y países agrarios pobres. Ahora había una segunda dimensión y dos vías posibles hacia el industrialismo avanzado: la capitalista y la comunista. La parte comunista del mundo constituía un nuevo polo económico. Por primera vez existía una opción diferente para la gente, partidos y países insatisfechos con las desigualdades e impredicibilidad del capitalismo.
El socialismo de estilo soviético parecía proporcionar un rápido crecimiento, igualitarismo y mejoras sociales… el ascenso y consolidación de un mundo socialista formado por los países dirigidos por partidos comunistas ofreció a millones de personas la esperanza de que había efectivamente una forma de evitar la inhumanidad de las fuerzas del mercado en el capitalismo y su tendencia a perjudicar los intereses de los pobres privados de poder.”
La planificación centralizada ya no era una extraña peculiaridad soviética sino una alternativa a escala mundial al capitalismo de mercado… Ahora cientos de millones de habitantes de las colonias y naciones recientemente independizadas como la India podian examinar las diferencias entre el socialismo centralmente planificado y el capitalismo de mercado para ver cuál se adecuaba mejor a su situación.
Hasta entonces la división principal del mundo había sido la que existía entre países industrializados ricos y países agrarios pobres. Ahora había una segunda dimensión y dos vías posibles hacia el industrialismo avanzado: la capitalista y la comunista. La parte comunista del mundo constituía un nuevo polo económico. Por primera vez existía una opción diferente para la gente, partidos y países insatisfechos con las desigualdades e impredicibilidad del capitalismo.
El socialismo de estilo soviético parecía proporcionar un rápido crecimiento, igualitarismo y mejoras sociales… el ascenso y consolidación de un mundo socialista formado por los países dirigidos por partidos comunistas ofreció a millones de personas la esperanza de que había efectivamente una forma de evitar la inhumanidad de las fuerzas del mercado en el capitalismo y su tendencia a perjudicar los intereses de los pobres privados de poder.”
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