Y pareciera que las cosas han ido
demasiado lejos,
que envejecer es un hecho,
y que, después de todo, ese mar primigenio,
ese sol de la infancia
fuesen cualquier cosa menos ciertos,
enfermizos delirios,
insoportables quimeras,
que se alejan esquivos conforme la mirada
que quiere alcanzarlos se les acerca,
queriendo llevar un poco de aquella
fragante y cálida luz
a la helada oscuridad que arrecia
cuando no queda otro remedio
y los ojos se cierran
No hay comentarios:
Publicar un comentario