Pinta espejos la lluvia sobre el asfalto
y en ellos, sobre su detenida certeza,
el imposible silencio se remansa
mientras los oficinistas desesperados se apresuran,
intentan evitarlos como en rayuela,
buscando a toda costa no tropezar
con el esquivo fantasma de su propia verdad.
y en ellos, sobre su detenida certeza,
el imposible silencio se remansa
mientras los oficinistas desesperados se apresuran,
intentan evitarlos como en rayuela,
buscando a toda costa no tropezar
con el esquivo fantasma de su propia verdad.
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