domingo, julio 10, 2016

Magical Girl

Las claves para procesar "Magical Girl" son proporcionadas por su director, Carlos Vermut, en la primera secuencia de la película.

En esta se nos presenta a Barbara y Damian.

Damián es un profesor que considera que las matemáticas son la única y verdadera realidad mientras Barbara es una alumna adolescente que es capaz de jugar con él haciendo desaparecer una nota.

Posteriormente, y de manera tangencial, a través de otros personajes unidos por el azar, la relación que con el tiempo han venido manteniendo Damián y Bárbara desde una distancia sin duda impuesta por la cordura básica que impone el propio instinto de auto-conservación.

Vemos que a ninguno de los dos le ha ido bien: Bárbara tiene problemas psiquiátricos que se combinan con un pasado oscuro como prostituta mientras Damián ha pasado buena parte de su vida en la cárcel.

Sin embargo, veremos, y como consecuencia de la aparición de esos personajes a través de los cuales Vermut aproxima al espectador a la historia de Damián y Bárbara... veremos, como escribo, que esa distancia no lo es tal cuando uno de los dos cree necesitar al otro.

Y enseguida se adivina que Vermut juega con las claves narrativas del fim noir para ofrecer una versión fronteriza entre lo castizo y lo ilustrado del género que funciona a las mil maravillas.

Porque Bárbara es esa mujer fatal, esa mujer del cuadro, recordando el film de Fritz Lang, que seduce al hombre envenenándole con el misterio de una inclasificable fascinación que siempre está relacionada con la presentación de la mujer como una suerte de existencia telúrica, en inestable y volátil contacto con sus propia emociones que en a mejor y más aceptable de sus versiones le convierte en un egoísta animal depredador que persigue por encima de todas las cosas su propio interés.

En este sentido, y para mi gusto, Bárbara es una de las grandes mujeres fatales del cine y la fascinación magnética que ejerce sobre el espectador es total, gracias fundamentalmente al gran talento de Vermut para construir el personaje y el no menor talento de Barbara Lennie para encarnarlo.

En realidad, todo gira en torno a Bárbara en "Magical Girl", convertida en una especie de sol negro que todo lo devora con el oscuro magnetismo de un encanto indefinido que sólo puede explicarse con la palabra "peligro".

No en vano su psiquiatra marido tiene que esperar a que ella duerma profundamente para poder abandonarla.

Bárbara es la mujer fatal, pero la mujer fatal sin un claro objeto de deseo y por lo tanto, general y universalmente peligrosa para sí misma y para todos los que de alguna manera u otra tienen que ver con ella.

Y resulta magistral en modo en que Vermut la introduce en la historia, presentándola como un personaje débil y dependiente para, poco a poco, mostrar ante la encantada mirada del espectador el personaje poderoso, de influencia magnética sobre su entorno, que en realidad Bbárbara es.

Sin duda, ésto es para mi gusto lo mejor de "Mágical Girl": el modo pasivo-agresivo en que Bárbara se apodera de la historia y de todos los personajes que la protagonizan, pasando de victima a verdugo, aún siendo ella misma victima.

Bárbara es esa magical girl, pero su magia siempre termina resultando letal y peligrosa.

Parafraseando los versos de Cesare Pavese, son los ojos de Bárbara con los que te mira la muerte cuando viene.

Magistral.


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