Escuchando la reflexión que Pablo Iglesias hace sobre el "contratiempo" sufrido por Podemos en las pasadas elecciones del 26J me queda cada vez más claro que la nueva política no es otra cosa que, parafraseando la definición que Clausewitz hacía de la guerra, la ejecución de la vieja política por otros medios y con otras palabras.
Iglesias dice que Podemos es demasiado nueva, tan nueva que muchos españoles, enfrentados a la posibilidad de una victoria de Podemos en las elecciones, se han echado atrás optando por cualquier otra opción, por supuesto más conservadora.
Esta reflexión me recuerda bastante a esa situación tan hipócrita que se da en las entrevistas de trabajo y en la que el entrevistador te pregunta por tus defectos y tu vas y dices que te entregas demasiado o que trabajas demasiado... En realidad, no comentas un defecto sino una virtud llevada al exceso y como tal, por excesiva, convertida en defecto con la boca pequeñita y de piñón.
Algo así, tan hipócrita, la base de la reflexión de Pablo Iglesias.
Siguen siendo nuevos y, lo que es peor, el país no está preparado aún para ellos.
Hemos pasado de ser un movimiento transversal que encarnaba la opinión de una mayoría social y que estaba predestinado a alcanzar el poder, a ser un movimiento avanzado a su época que, por sociología, no puede alcanzar mayorías estables aún.
Lo opuesto y su contrario dicho en apenas dos años de diferencia.
Cero de autocrítica.
O sea, la vieja política de siempre y su obsesión por gobernar, por no aparecer como equivocada, por encima de todas las cosas.
La vieja política no ha muerto.
Está muy viva y está comiéndose por los pies a Podemos.
Y seguramente Podemos no ha crecido lo que sus responsables esperaban no por ser demasiado nuevo sino precisamente por mostrarse demasiado vieja o, por lo menos, tan vieja como cualquiera de sus competidores.
Esa diferencia de la que se presumía de manera ostentosa no ha aparecido, no se ha visto por ningún lado... y sigue sin aparecer.
Incluso ya ha asomado en el discurso de los líderes de Podemos la palabra "responsabilidad" en cuyo nombre, como el de la "Patria", ya se están cometiendo muchos crímenes.
Y por supuesto, junto a la responsabilidad, la necesidad de ser más partido que movimiento social.
Por todo esto los votos perdidos por Podemos han pasado directamente a la abstención.
Un millón y medio de personas han visto claramente el percal que empieza a ofrecer Podemos: ser uno de los polos dentro del bipartidismo, el socialdemócrata, el bueno.
Y mola ser socialdemócrata... uno puede tener todas las ventajas de ser de izquierdas sin ninguno de sus inconvenientes... Incluso se puede ser millonario y socialdemócrata.
Entiendo perfectamente a Pablo Iglesias.
Iglesias dice que Podemos es demasiado nueva, tan nueva que muchos españoles, enfrentados a la posibilidad de una victoria de Podemos en las elecciones, se han echado atrás optando por cualquier otra opción, por supuesto más conservadora.
Esta reflexión me recuerda bastante a esa situación tan hipócrita que se da en las entrevistas de trabajo y en la que el entrevistador te pregunta por tus defectos y tu vas y dices que te entregas demasiado o que trabajas demasiado... En realidad, no comentas un defecto sino una virtud llevada al exceso y como tal, por excesiva, convertida en defecto con la boca pequeñita y de piñón.
Algo así, tan hipócrita, la base de la reflexión de Pablo Iglesias.
Siguen siendo nuevos y, lo que es peor, el país no está preparado aún para ellos.
Hemos pasado de ser un movimiento transversal que encarnaba la opinión de una mayoría social y que estaba predestinado a alcanzar el poder, a ser un movimiento avanzado a su época que, por sociología, no puede alcanzar mayorías estables aún.
Lo opuesto y su contrario dicho en apenas dos años de diferencia.
Cero de autocrítica.
O sea, la vieja política de siempre y su obsesión por gobernar, por no aparecer como equivocada, por encima de todas las cosas.
La vieja política no ha muerto.
Está muy viva y está comiéndose por los pies a Podemos.
Y seguramente Podemos no ha crecido lo que sus responsables esperaban no por ser demasiado nuevo sino precisamente por mostrarse demasiado vieja o, por lo menos, tan vieja como cualquiera de sus competidores.
Esa diferencia de la que se presumía de manera ostentosa no ha aparecido, no se ha visto por ningún lado... y sigue sin aparecer.
Incluso ya ha asomado en el discurso de los líderes de Podemos la palabra "responsabilidad" en cuyo nombre, como el de la "Patria", ya se están cometiendo muchos crímenes.
Y por supuesto, junto a la responsabilidad, la necesidad de ser más partido que movimiento social.
Por todo esto los votos perdidos por Podemos han pasado directamente a la abstención.
Un millón y medio de personas han visto claramente el percal que empieza a ofrecer Podemos: ser uno de los polos dentro del bipartidismo, el socialdemócrata, el bueno.
Y mola ser socialdemócrata... uno puede tener todas las ventajas de ser de izquierdas sin ninguno de sus inconvenientes... Incluso se puede ser millonario y socialdemócrata.
Entiendo perfectamente a Pablo Iglesias.
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