miércoles, agosto 10, 2016

Primos

En la filmografía de Daniel Sánchez Arevalo, "Primos" precede a "La Gran Familia Española", su última película y, en mi opinión, resulta evidente que ambas destilan la misma seductora luminosidad que hace que resulten ligeras, positivas y, en definitiva, fáciles de ver.

Seguramente los guiones no son perfectos, hay situaciones y personajes más brillantes, más perfilados que otras y otros, pero sin duda Daniel Sánchez Arevalo tiene la capacidad de generar encanto desde una mirada alegre y optimista que pone toda su atención en el ser humano concebido, en su complejo marasmo de virtudes y defectos, como una de las bellas artes.

Todos sus personajes luchan contra lo peor de sí mismos siempre en favor de lo mejor que siempre encierran y terminan mostrando.

Las taras se procesan siempre con un sentido del humor muy vitalista y positivo, nada cínico y emboscado y este procesado casi siempre desde lo verbal convierte a sus personajes en una suerte de buenos salvajes entregados en cuerpo y alma a la búsqueda de una felicidad que casi siempre se encuentra resumida, de manera metafórica, en el amor romántico.

En este sentido, sus historias son viajes en el que sus personajes se embarcan en busca de la ballena blanca de ese final feliz al que Sánchez Arevalo se las arregla siempre para llegar en el momento justo, nunca antes ni tampoco nunca después.

Porque el ritmo, algo esencial en la comedia, es el elemento fundamental, el más cuidado en las máquinas de hace sentir bien al espectador que Sánchez Arevalo construye.

"Primos" precisamente parte del desamor hacia el encuentro de ese amor romántico y ofrece de manera muy divertida y luminosa el viaje de tres primos a Santander en busca de un polvo de revancha que uno de ellos necesita como el comer.

El mecanismo funciona a la perfección merced también al trabajo actoral que en las peliculas de Sanchez Arevalo suele ser de primera.

Así Quim Gutierrez, Raul Arevalo, Antonio de la Torre o  Inma Cuesta están brillantes aportando con inteligencia la profundidad emocional que la historia propone.

Merece la pena verla.


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