jueves, noviembre 30, 2006

Bach, Mozart, Haendel... Grandes clásicos pasados por el tamiz de Richar Cleyderman suenan en los trenes de cercanías madrileñas.
El resultado es un inquietante aroma a frenopático, a "mundo feliz" interpretado por Mel Brooks.
Los últimos nazis que quedan se dedican a programar el hilo musical.

Prefiero el silencio.

3 comentarios:

  1. Anónimo5:28 p. m.

    El silencio constituye una buena compañía en algún momento de nuestro tiempo , quizás es el único que nos ayuda a adentrarnos en nuestra alma.
    Aunque he de decir que me parece excesivo llamarles nazis a quienes programan el hilo musical en los trenes.

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  2. Anónimo11:40 p. m.

    JAJAJAJA..Estoy de acuerdo..

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  3. Anónimo3:36 p. m.

    En el año del 250 aniversario de Mozart es preferible oírlo a él...;pero recordemos que el libro de los gustos está en blanco...
    Yo me quedo con un buen silencio a veces pero tampoco lo encontramos fácilmente...
    Saludos...

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