Como si hubiese cometido el más grande de los olvidos,
o hubiera resultado gravemente herido por un disparo invisible,
cierra los ojos.

Son las nueve de la mañana
y con manos heladas
el mundo vuelve a manosearle el alma
con sus maneras desconsideradas,
destempladas de siempre.

Cierra los ojos.
Respira profundamente.
Toma aire para sumergirse
desesperadamente en su propia oscuridad.

Imágenes grises,
palabras abrupramente pronunciadas
mientras aprusaradamente se llega con la hora justa a todas partes.

Necesita imaginar.
Necesita soñar.

Desplegar sus propias alas y volar lejos, muy lejos
aunque sólo sea un instante, escapar.

Comentarios

  1. Anónimo5:13 p. m.

    Soñar...¿qué hay más bonito que los sueños...?
    En ellos transformamos nuestra realidad y fantaseamos acerca de lo que nos gustaría vivir.Lo peor ...tener que despertarse; aún así seguiré soñando.

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