APUNTE

Otro argumento en contra de la pena de muerte -pienso- es que dignifica al criminal que la recibe asuma o no su destino. Y cuando escribo ésto estoy pensando en el Saddam Hussein con la mirada perdida, pero con la cara descubierta.

Menos mal que recordé a tiempo la imagen de aquel niño kurdo gaseado junto al cadaver de su madre, porque otra imagen, la del dictador intentando afrontar su propia muerte con dignidad estaba comenzando a secuestrarme. Pero la brutal frialdad del acto de administración de justicia siempre juega a favor del condenado. Porque, ante la pena de muerte y a la cálida luz de mi compasivo mirar personal, todos los condenados se transforman en víctimas.

Comentarios

  1. Llevas mucha razón,matar institucionalmente sigue siendo un acto aberrante,incluso es una manera de "dignificar" al reo o acabar convirtiéndolo en un mártir.
    Por más vueltas que le doy nunca me parece una solución.
    Un saludo y buen año...

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  2. Igualmente.

    Y sobre la pena de muerte añado más... Lo extremo del castigo se combina con su dilación en el tiempo. La causalidad se pierde cuando pasan meses y meses antes de la condena y ejecución. Pasan cosas, la gente cambia, el condenado se arrepiente o dice que se arrepiente. El resultado es un acto frio, que resulta brutal por lo extremo del castigo infringido y que siempre convierte a los monstruos en seres dignos de nuestra compasión.

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