lunes, enero 29, 2007

La precisa suma de los días que le restan por vivir le resulta desconocida.
La única certeza con la que cuenta es que, a esa ignota cantidad, tendrá que restarle de nuevo una unidad,
pero será más adelante cuando el encendido atardecer cese
y la noche le envuelva en su abismo.

La constante presencia de la pérdida,
incesante fuga,
hemorragia lenta que nada tiene de eterna,
le acompaña mientras su mirada vuela a ventana abierta
en busca del sueño,
de la nueva incertidumbre que traerá consigo el día de mañana.

Sobre el tablero, la mano invisible
mueve una pieza.

2 comentarios:

  1. Anónimo12:41 p. m.

    -De acuerdo,el hombre es mortal, pero es sólo la mitad del problema. Lo grave es que es mortal de repente, !esta es la gran jugada!Y no puede decir con seguridad que hará esta tarde...

    Mijaíl Bulgakov. El maestro y Margarita. pág.21 Alianza Editorial

    De nuevo, Carlos, enhorabuena

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  2. Mortal y de repente... ¡Me encanta el concepto y la imagen que me sugiere!

    Gracias y enhorabuena a ti tambien, desconocido.

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