domingo, marzo 18, 2007
Palo y tentetieso... No ha cambiado mucho la película de la política en España desde entonces.
Dos bandos: Castizos y afrancesados, Liberales y absolutistas, Liberales y Conservadores, Republicanos y monárquicos, fascistas y comunistas, socialistas y populares...
No hemos cambiado mucho.
Seguimos queriendo colocarnos y colocar a los nuestros a cualquier precio. Y en este juego, la verdad -suponiendo que exista- es no un fin en si mismo, sino la mayor de las ventajas para el bando que la tiene más cerca.
España, reserva mundial de la biosfera en pura naturaleza humana.
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Visión forzosamente simplificadora y peculiar utilización peyorativa de la verdad como arma arrojadiza. Por definición, y como uno de los principales activos del sistema democrático (que es el menos malo de los sistemas), la confrontación política es necesaria y es la llave de la fiscalización del poder. Se debe y se tiene que denunciar, por parte del adversario político (y normalmente la oposición) todo lo que se crea o se considere incorrecto, mal, mentira o que engorda. Es una de las virtudes del sistema. La verdad, los hechos, deberían ser las principales armas arrojadizas de confrontación política. El problema no es que lo sean, el problema es cuando son reemplazadas por el ataque personal, o por falsedades, o por llamamientos a la violencia tribal. El principal defecto de la democracia es la demagogia, y puede existir demagogia en la denuncia más cierta, pero eso... pero de eso ya hablaron los griegos.
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