Si es que lo tienes,
no permitas que el día y sus rigores
te arrebaten el infinito tesoro de la sonrisa.

Con pies descalzos,
su bendición se ha acercado hasta tí
para vestirte todo entero
y sentarte a un banquete de invitados amados
y mesa infinita

Quizá, no sepas cómo ha llegado
pero, seguro, conoces las mil y un formas
que la vida y sus rigores tienen de arrebatártela.

Defiendela como una causa perdida,
hasta la última gota de sangre,
hasta el último grado de fuerza.
Después de todo, y si la derrota sucede,
no será tampoco ésta la primera vez que pierdas.

No dejes que la noche pase.
y tu abandonada cena se enfríe sobre la mesa.

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