Suena "American Pie" de Don McLean como una magdalena de Proust que le rescata olvidados recuerdos en su memoria.
En un momento determinado, el taxista trastea con la radio buscando otra onda.
Enseguida, el pasajero le pide que no lo haga, por las comisuras de sus labios se derraman los fantasmas de viejas historias a cuya espalda había estado viviendo desde tiempo inmemorial y que creía perdidas para siempre.
Su sabor es sorprendentemente dulce.
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