GONE BABY GONE
Casi siempre -hablo de memoria- los actores que se meten a dirigir hacen películas interesantes. Un último ejemplo fue "El buen pastor" de Robert de Niro y ahora tenemos este "Gone baby gone" del habitualmente "criticable" Ben Affleck.
Basada en una novela de Denni Lehane, autor de Mystic River que fue llevada al cine por Clint Eastwood (otro director actor), "Gone baby gone" cuenta la investigación del secuestro de una niña, investigación llevada a cabo por una pareja de investigadores privados.
La investigación revelará una trama oculta de complejos intereses, intereses que no sólo están basados en el dinero sino también en las emociones que despierta la niña en unos personajes desgastados por el esfuerzo cotidiano de vivir.
En "Gone baby negone" sus protagonistas se convierten en una especie de demiurgos que intentan recomponer un perdido orden social y moral devolviendo la pequeña a su madre... Pero las cosas nunca son tan fáciles.
Si el código de los investigadores se basa en los blancos y los negros, hacer lo correcto o lo incorrecto, devolver a la niña o no devolverla, el resto de los personajes se mueven en el territorio intermedio de los grises donde hay una solución customizada para cada necesidad y caso. Es el territorio de los propios compromisos y de las propias morales, en definitiva de las propias posibilidades de escape ante unos destinos que han venido forjándose desde mucho tiempo antes.
Un territorio que terminará atrayendo con sus cantos de sirena demasiado humanos a uno de los dos investigadores para relegar al otro, empeñado en llegar al final hasta sus últimas consecuencias, a una especie de soledad de héroe... como si existiera en la fuerza de su propósito una cierta inhumanidad que termina separándole del resto de personajes, incapaces de seguirle por una suerte de imperfección mortal que les lastra y les lleva a comprometerse con sus propias emociones.
El conflicto entre la fría regla moral que los hombres se dan a si mismos para poder vivir ordenadamente en comunidad y la más tibia imperfección humana que a veces lleva al incumplimiento de esas mismas reglas.
La contradicción y el héroe apareciendo una vez más para salvarnos del desorden de las excepciones devolviendo a la niña con su madre cueste lo que cueste.. y aunque quizá no sea la mejor opción.
Su inacabable trabajo de demiurgo frente a una ciudad que como todo sistema tiende a la entropía... moral.
"Gone baby gone" quiere decir muchas cosas y a veces resulta complicada de seguir porque, a esa variedad discursiva, se añade la complejidad de la propia trama policial, pero es una obra estimulante y entretenida, con un sólido guión y magnificamente interpretada por actores como Ed Harris y Morgan Freeman.
Espiritualmente filmada en blanco y negro y oliendo a clásicos de la década de los 50, merece la pena verla.
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