THE GREAT RAID
Inspirada en hechos reales, la liberación a comienzos del último año de la II Guerra Mundial de 500 prisioneros de guerra norteamericanos de un campo de concentración japonés en las Filipinas en trance de ser liberadas, "The great raid" es una película a contracorriente, como de otra época.
Por todo su metraje alienta el espíritu de las cintas de hazañas bélicas rodadas en blanco y negro en la década de los cuarentas y los cincuentas del pasado siglo.
Lo humano predomina siempre sobre lo tecnológico y el efecto especial.
No será una película que pase a la historia del cine, pero su propuesta resulta estimulante por lo evocador de un cine que ya no se hace, por lo que supone de vuelta a un modo clásico de narrar basado en la mirada y la palabra.
"The great raid" nos habla de la falta de garantías y certezas, de las exigencias que nuestras propias limitaciones y levedades humanas nos imponen, de la necesidad en muchas ocasiones de convivir con la incertidumbre aunque sea necesario decidir y de la grandeza de asumir hasta el final las consecuencias de nuestras propias decisiones... cosas que uno no puede encontrar en el Alcampo y el Carrefour, lugares espirituales de nuestro tiempo que también ha acabado por frecuentar nuestro cine actual.
Y todo ello en el exasperante y brutal marco de una guerra, un lugar donde aumentan las probabilidades de que la siguiente decisión que tomemos sea la última.
Perfectamente, el maestro Eastwood podría haber firmado esta pequeña historia de vida y muerte.
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